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Miércoles, 16 de Abril 2025, 14:13h
Tiempo de lectura: 2 min
Lombrices
El papel de las lombrices de tierra, de las que Charles Darwin dijo que «exhiben un cierto grado de inteligencia», es fundamental en la descomposición de la materia orgánica. Sus excrementos son cinco veces más ricos en nitrógeno y siete veces más abundantes en fósforo que el suelo circundante, lo que los convierte en el mejor fertilizante natural.
Una sola lombriz puede consumir su propio peso en tierra cada día y vivir hasta ocho años en condiciones óptimas. Algunas especies pueden alcanzar longitudes de hasta tres metros y producir sonidos audibles mientras se desplazan bajo tierra.
Ácaros
Los ácaros destacan por su sorprendente organización. Estos pequeños arácnidos mantienen una higiene meticulosa, utilizando grietas específicas en la madera muerta como letrinas comunitarias. Existen más de 50.000 especies de ácaros descritas, pero los científicos estiman que podrían superar el millón.
Algunos ácaros han desarrollado una relación tan especializada con insectos que viven exclusi-vamente en las articulaciones de determinadas especies de hormigas o esca-rabajos. Los ácaros oribátidos pueden vivir hasta siete años, una longevidad extraordinaria para su tamaño, y son tan resistentes que se han encontrado fósiles casi idénticos a especies actuales con 400 millones de años de antigüedad.
Mohos
Los mohos mucilaginosos no son animales, plantas ni hongos, sino los organismos unicelulares más grandes del mundo: alcanzan los cinco metros cuadrados. Pueden moverse, localizar alimento y exhibir comportamientos inteligentes: resuelven laberintos, evalúan el valor nutricional de lo que encuentran y poseen memoria. Su diversidad sexual es fascinante, con 720 tipos diferentes de apareamiento.
Algunos, como el Physarum polycephalum, pueden resolver problemas complejos sin tener cerebro ni sistema nervioso. En experimentos científicos, estos mohos han recreado redes de transporte más eficientes que las diseñadas por ingenieros humanos, como el sistema ferroviario de Tokio.
Tardígrados
Los tardígrados poseen una capacidad extraordinaria llamada 'criptobiosis'. Cuando se enfrentan a condiciones extremas, se deshidratan completamente, reemplazando el agua de sus membranas con moléculas de azúcar y sellando su piel con sustancias grasas. En este estado, similar a la muerte, pueden sobrevivir a temperaturas extremas, soportar presiones seis veces mayores que las del fondo oceánico profundo, resistir la radiación, los venenos y hasta la exposición al vacío espacial. Pueden permanecer en estado de animación suspendida durante más de treinta años para luego 'resucitar'.
Poseen un mecanismo único de reparación de ADN que les permite reconstruir su genoma después de sufrir daño por radiación y son los únicos animales que han sobrevivido a cinco extinciones masivas. Científicos han descubierto que una proteína única de tardígrados podría proteger el ADN humano contra la radiación si se incorporara a nuestras células.
Colémbolos
Los colémbolos miden apenas cinco milímetros y forman colonias de decenas de miles por metro cuadrado de suelo. Estas diminutas criaturas de seis patas transforman los residuos orgánicos en humus fértil y poseen una asombrosa capacidad acrobática: en situaciones de peligro pueden realizar hasta 368 volteretas hacia atrás por segundo.
Son uno de los artrópodos más antiguos y abundantes del planeta. Existen desde hace más de 400 millones de años, incluso antes que los dinosaurios. Pueden sobrevivir en casi cualquier hábitat terrestre, desde los desiertos hasta el Ártico; y son tan resistentes que han sido encontrados a profundidades de dos kilómetros bajo tierra.