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El 'cíclope' y las partículas fantasma: cómo China va camino de convertirse en primera potencia científica

Neutrinos

El 'cíclope' y las partículas fantasma: cómo China va camino de convertirse en primera potencia científica

Una esfera que mira al futuro. El detector de neutrinos de Jiangmen, el mayor del mundo, es una esfera de 35,4 metros de diámetro y 12 pisos de altura.

China va camino de convertirse en la nación científica número uno del planeta. Con la entrada en funcionamiento de un ciclópeo detector de neutrinos, las llamadas 'partículas fantasma', el país aspira a liderar la investigación básica en un tiempo récord.

Miércoles, 30 de Abril 2025, 15:20h

Tiempo de lectura: 3 min

El Observatorio Subterráneo de Neutrinos de Jiangmen, en el sur de China, es el gran símbolo de un cambio de poder de proporciones históricas. Mientras el presidente Donald Trump dinamita la financiación de la ciencia en Estados Unidos, China, ha pasado al ataque. ¿Su gran apuesta? Desbancar a su gran rival por la hegemonía mundial como líder de la investigación científica y tecnológica planetaria para el año 2035. Y va camino de conseguirlo.

En la última década, Pekín ha cuadruplicado sus inversiones en la materia. Según la prestigiosa publicación Nature, los investigadores chinos ya publican más estudios en revistas científicas que nadie. Y llevan así tres años. Cierto es que ha habido quejas recurrentes sobre la calidad de algunos estudios, pero incluso en ese ámbito no paran de mejorar.

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Los ojos del gran detector. Miles de fotomultiplicadores cubren el detector para convertir la luz en señales eléctricas capaces de detectar neutrinos.  

Líder en campos como la extracción de tierras raras, materiales hoy por hoy irremplazables para fabricar coches eléctricos, aerogeneradores o móviles; o las células solares de perovskita, la nueva revolución fotovoltaica; el siguiente paso para Pekín es encabezar la investigación básica, la que se realiza sin esperar aplicaciones prácticas inmediatas, sino para ampliar nuestro conocimiento. Una ambición cuyo máximo exponente es, justamente, el laboratorio de neutrinos de Jiangmen, el gran orgullo de una serie de instalaciones a gran escala de dimensiones superlativas. Y no solo físicas, también simbólicas.

A 700 metros de profundidad, a salvo de la radiación disruptiva procedente del espacio, se halla el mayor detector de neutrinos del mundo. Hablamos de unas partículas subatómicas tan escurridizas (se las llama 'partículas fantasma') como fundamentales para desentrañar misterios del universo como su origen, las explosiones de supernovas e, incluso, leyes de la naturaleza aún desconocidas.

Desde hace tres años, los investigadores chinos ya publican más estudios en revistas científicas que nadie

El lugar, no podía ser menos, deja a la altura del betún cualquiera de los futuristas escenarios de las películas de James Bond. Por la noche, miles de reflectores bañan con su luz brillante unas instalaciones donde duermen más de 750 investigadores de todo el mundo y empleados que evitan así perder tiempo cada mañana en llegar al trabajo. Además de comedores, oficinas, piscinas o canchas de baloncesto, cuenta con su propia comisaría de policía y una intrincada red de sistemas para protegerlo todo del espionaje. Otro campo tecnológico, por cierto, el de la vigilancia, que también lidera China.

El Observatorio Subterráneo de Neutrinos de Jiangmen empezará su labor en agosto y es una inmensa esfera acrílica —en su interior cabe un Boeing 737— que multiplica por 20 el volumen de instalaciones similares que existen en Italia, Japón y Estados Unidos. Con su puesta en marcha, China encabezará así la batalla de los neutrinos, la carrera por ver quién desvela los misterios fundamentales de estas partículas, los componentes más diminutos de la materia, hallazgos que podrían cambiar para siempre nuestra comprensión del cosmos.

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Puesta a punto. Empleados del el Observatorio Subterráneo de Neutrinos de Jiangmen trabajan en la estructura del detector de neutrinos, la esfera de 35 metros de diámetro, pieza central de las instalaciones.

Hasta ahora, los científicos han descubierto 17 partículas elementales –6 quarks, 4 bosones degauge, el bosón de Higgs y 6 leptones, incluidos entre estos últimos los neutrinos y el  popular electrón–, llamadas así por ser aquellas que, se supone, no pueden dividirse en elementos más pequeños. Conforman las estrellas, los planetas, nosotros mismos y todo lo que vemos en el espacio.

De entre todas ellas, los neutrinos son los más misteriosos y detectarlos y medirlos es el reto que afrontarán los investigadores de las nuevas instalaciones chinas. Si lo consiguen, podrían ofrecernos respuestas a asuntos tan peliagudos como la razón de que hubiera más materia que antimateria tras el Big Bang y por qué ambas formas no se aniquilaron mutuamente en fracciones de segundo. En última instancia, por qué existe todo lo que existe.