
Sus orgías y violaciones, a juicio
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Sus orgías y violaciones, a juicio
Miércoles, 30 de Abril 2025, 15:32h
Tiempo de lectura: 9 min
Agentes de Policía blindados con chalecos antibalas y armas de asalto irrumpieron el año pasado en las posesiones del rapero Sean Combs, en su casa de Beverly Hills (California) y en sus oficinas en Star Island (Florida). Se incautaron de armas de fuego, drogas, dispositivos electrónicos y más de mil botellas de aceite de bebé y lubricantes.
Combs –el que fuera el rey del hip hop durante décadas–, también conocido como Puff Daddy, P. Diddy, Diddy o Love, fue arrestado seis meses después en un hotel en Manhattan. Se lo acusaba de extorsión, tráfico sexual, explotación laboral y crimen organizado. El fiscal afirma que gestionaba una «empresa criminal» destinada a facilitar abusos sexuales en fiestas freak offs (maratones sexuales u orgías alimentadas por drogas y lubricadas con aceite para bebés) en las que las víctimas eran agredidas y abusadas durante días.
Combs niega todos los cargos, pero las autoridades aseguran que cuentan hasta con grabaciones de vídeo que documentan estos hechos. Además, cuatro presuntas víctimas testificarán en el juicio que empieza el próximo 5 de mayo. La principal testigo de la acusación es la que fuera su novia durante 11 años, la cantante Casandra Cassie Ventura, de 38 años. Este juicio penal es el primero de una larga lista de procesos civiles.
Combs se ganó su apodo –Puffy (‘hinchado’)– de adolescente; sus amigos lo llamaban así por su difícil temperamento tendente a 'inflamarse'. El cantante y productor nació en Harlem (Nueva York) hace 56 años. Su padre, Melvin, había formado parte de la Fuerza Aérea y fue socio del narcotraficante Frank Lucas; un delincuente conocido por inspirar la película de Ridley Scott American gangster, donde cuenta cómo contrabandeó heroína desde Vietnam en los ataúdes de los soldados estadounidenses. En 1972, a los 33 años, Melvin fue asesinado a tiros.
La madre de Combs, Janice, decidió cambiar entonces de barrio y se trasladó a un suburbio de clase media-alta al norte del Bronx. Allí, Combs asistió a una escuela privada y católica donde ejerció de monaguillo. Al acabar el bachillerato, empezó Administración de Empresas en la prestigiosa Universidad Howard, en Washington. Pero, en cuanto consiguió unas prácticas en la productora de música Uptown Records en Nueva York, dejó los estudios. Por entonces, la labor de Combs consistía en captar nuevos talentos, para lo que comenzó a organizar fiestas en un club nocturno de Manhattan. Sus festejos lo volvieron una figura tan popular que en 1993 el dueño de la discográfica lo despidió por temor a que le hiciera sombra.
En aquel momento, Combs tenía fama de ligar mucho, aunque ahora, a la vista de los testimonios, aquellas 'conquistas' parece que fueron en realidad violaciones. De hecho, varias mujeres, con nombre y apellido, lo han demandado y hablan de sumisión química y agresión sexual. Joi Dickerson-Neal –hoy, de 56 años– afirma que, cuando era estudiante de Psicología, en 1991, Combs la drogó poniendo alguna sustancia en su bebida, luego la violó y filmó la agresión. April Lampros, por su parte, relata que conoció a Combs en 1994 cuando estaba estudiando moda en Nueva York, y asegura que la violó en un hotel mientras estaba medio inconsciente tras tomar unas copas. Otra mujer describe cómo la drogó y la violó en 2000 tras conocerlo en la calle; ella tenía 16 años. Otra explica que en 2001 Combs la invitó a ella y a varias amigas a un club, donde fueron drogadas y obligadas a practicar sexo oral. Y así... decenas de testimonios más.
No todas las denunciantes son mujeres. También hay hombres. Uno de ellos relata que en 2001, de camino a conocer a un director de casting con Combs, bebió una coca cola que «sabía extraña», se desmayó y se despertó con un guardaespaldas sujetándolo mientras Combs lo violaba.
Pero volvamos a Uptown Records. Tras salir de la discográfica, Combs recibió una propuesta de un competidor, Clive Davis, fundador de Arista Records. Le ofreció diez millones de dólares por lanzar Bad Boy Records. Combs solo tenía 24 años y el estudio Bad Boy se convirtió en el rey Midas de la industria musical. A finales de los noventa, el sello ya ganaba cien millones de dólares; y el álbum debut de Combs, No way out, de Puff Daddy & the Family, encabezó las listas de éxitos.
Por entonces fue cuando organizó su primera 'fiesta blanca' en Los Hamptons, unos eventos anuales que se celebraron hasta 2009 y que se convirtieron en el centro del universo social. Por primera vez se mezclaba la élite de los millonarios de toda la vida con 'la realeza' del hip hop y las estrellas de Hollywood. Aretha Franklin, Martha Stewart, Leonardo DiCaprio, Kim Kardashian, Justin Bieber y Mariah Carey, entre otros muchos, eran habituales de estas fiestas.
Pero, a medida que aumentaban el éxito y la popularidad de Combs, lo hacía su violencia. Ahora, numerosos empleados reconocen el «reino del terror» que eran sus oficinas. De hecho, en 1999, Combs le dio una paliza a uno de sus ejecutivos, Steve Stoute, porque había emitido accidentalmente un vídeo con una escena que Combs le había pedido a última hora que retirase. No solo le dio puñetazos, le golpeó la cabeza con un teléfono y una botella de champán. Ante la denuncia de Stoute, Combs se disculpó públicamente y se declaró culpable para evitar el juicio. El único castigo que le cayó fue asistir a un curso para controlar la ira.
El cursillo, sin embargo, no pareció funcionar. Poco después, ese mismo año, Combs se vio envuelto en un escándalo aún mayor: un tiroteo en un club de Nueva York que acabó con tres heridos graves. Combs y su entonces pareja, Jennifer Lopez, estaban en el local tomando unas copas cuando empezó una discusión entre él y otro rapero. En segundos, alguien sacó una pistola y comenzó el tiroteo. Uno de los heridos identificó a Combs como la persona que había sacado el arma y disparado, pero, cuando la Policía llegó, él y Lopez ya habían desaparecido.
Los agentes los detuvieron a pocas calles de distancia en su coche, conducido por un chófer y con la compañía de un guardaespaldas. Según declaró el conductor, Combs tiró el arma por la ventanilla después de haber intentado sobornarlo para que dijese que él era el propietario del revólver. Hubo juicio, pero el 'marrón' le acabó cayendo a un rapero de 21 años, Jamal Barrow, que trabajaba para Combs y que fue arrestado en el club esa misma noche. Cumplió nueve años de prisión. Combs fue absuelto.
Después del tiroteo en el club, Combs optó por 'reinventarse'. Cambió su nombre de Puff Daddy por P. Diddy y corrió el maratón de Nueva York en 2003 para recaudar dinero para organizaciones benéficas. También produjo varios reality shows para televisión. Los programas, aunque pretendían ser 'edificantes' y ayudar a los jóvenes a montar su propia banda de música, mostraron el estilo abusivo del cantante con las mujeres y los empleados, pero en aquel entonces esas cosas no parecían ofender a nadie. Mark Jacobs, director de uno de esos programas, asegura que Combs era un controlador obsesivo. «Creo que se percibía a sí mismo como una especie de jefe de la mafia. Todo el mundo le tenía miedo, pero todo el mundo quería complacerlo».
Para limpiar su imagen, también retomó su relación con Kim Porter, modelo y madre de cuatro de sus siete hijos. La relación con Porter, con quien nunca se casó, ha sido descrita por gente de su equipo como igualmente controladora y dominante. Porter murió en 2018 de neumonía, a los 47 años.
En 2005 entra en escena un personaje fundamental: Casandra Ventura, una bailarina y modelo de 19 años que soñaba con ser una estrella del pop y que inició una relación profesional y personal con Combs. Dos años después, cuando oficialmente acabó su convivencia con Porter, se hizo público su romance.
El 16 de noviembre de 2023, Ventura presentó una demanda contra Combs. El documento describe el «ciclo de abuso, violencia y tráfico sexual» que vivió entre 2005 y 2018. En las 35 páginas de la demanda, Ventura detalla las veces que «la golpeó, pateó y pisoteó», abusos de los que a menudo fueron «testigos» sus empleados. También la violó cuando intentó dejarlo y la obligó a participar en actos sexuales con él y con otros hombres que eran filmados, y que describe como una forma de «esclavitud sexual». Combs, afirma la demanda, exigió a Ventura que participara en las freak offs, fiestas en suites de hoteles con ingentes cantidades de drogas, para las que, además, debía llevar a trabajadoras sexuales.
Por si hubiese dudas, en mayo del año pasado, la CNN emitió un vídeo de una cámara de seguridad de un hotel de Los Ángeles en el que se ve a Ventura en el pasillo y, segundos después, a Combs corriendo detrás de ella. La tira al suelo, la patea y la arrastra. «Mi comportamiento en ese vídeo es inexcusable», dijo Combs en un vídeo en Instagram días después. «Estaba disgustado cuando lo hice», se justificó.
Antes de la demanda civil de Ventura en 2023, Combs intentó renovar de nuevo su imagen. Cambió su nombre a Love, lanzó su primer álbum en solitario en 17 años e hizo varias apariciones públicas con sus hijos, al mismo tiempo que redoblaba sus donaciones filantrópicas. Incluso logró que le dieran la Llave de la Ciudad de Nueva York.
Con Ventura llegó a lo que sus abogados han descrito como un «acuerdo de ocho cifras» para que retirase la denuncia. Pero en las semanas siguientes aparecieron docenas de testimonios igual de espeluznantes. Ya hay más de cien reclamaciones civiles.
El equipo legal de Combs intenta que se desestimen las pruebas incautadas en su casa y su oficina alegando que las órdenes de registro eran «inconstitucionalmente amplias» y las acusaciones, «inconsistentes». Hasta ahora, el tribunal ha rechazado todas sus solicitudes y a Combs se le ha negado la fianza tres veces; la Fiscalía alega que continúa obstruyendo a la justicia, incluso desde la cárcel.
En la actualidad permanece detenido en Brooklyn junto al 'rey de las criptomonedas' Sam Bankman-Fried y el 'popular' asesino del director de una compañía de seguros médicos Luigi Mangione.
Mientras, los amigos famosos de Combs, de momento, permanecen en silencio. Su único apoyo es su familia. Su madre, Janice, asegura que está siendo injustamente «linchado» y sus hijos acuden como una piña a todas las vistas judiciales. También cuenta con el respaldo del cantante Kanye West, conocido tanto por su música como por sus comentarios del estilo «soy un nazi y amo a Hitler», y por acudir a eventos acompañado de su pareja, Bianca Censori, completamente desnuda. West ha pedido al presidente Donald Trump, a quien apoya con entusiasmo: «Por favor, libera a mi hermano Puff».