Borrar

Una vida dedicada a Mercamurcia

Murcia, 13 de noviembre de 2021

ObituarioMartín Peña de la Fuente

En este día luminoso de otoño, tan triste para mí, nos ha dejado el ingeniero Martín Peña de la Fuente, tras una cruel y rápida enfermedad. Su vida ha derramado sobre los que lo hemos tratado y querido la inteligencia, la empatía y la bonhomía que lo identificaban. Desde 1976 y durante 38 años dirigió Mercamurcia, empresa pública que proyectó, puso en marcha y gestionó con resultados bien conocidos en la Región. Jamás dejó un cabo suelto en el cumplimento de las responsabilidades sobre las que le ha tocado responder. La minuciosidad aplicada a su trabajo y la dedicación con la que se ha entregado al mismo no tienen parangón. Bien lo saben los que han trabajado con él. Una de sus más tardías preocupaciones estaba dedicada al problema del agua en nuestro país, y en concreto al problema del Mar Menor, cuya plataforma de defensa abandonó por las rigideces que observaba en las partes interesadas. Su mente precisa y racional tenía claro que la solución inmediata vendría de evitar la intrusión de los acuíferos cargados de sales en el mar, bajando los niveles freáticos de los mismos por debajo del nivel del agua del lago mediante bombeos, y abriendo las esclusas de comunicación con el mar abierto e incluso algunas nuevas.


En su faceta de agricultor, siempre estuvo al tanto de las novedades en las producciones y las tecnologías que se han ido desarrollando en esta tierra de rica agricultura que él consideraba la suya –había nacido en Barruelo de Santullán al norte de Palencia– durante su larga carrera profesional, para enseñarlas y aplicarlas. Hasta ahora presidía la cooperativa Almendras del Sureste, dedicada a la comercialización de frutos secos, como la almendra o la nuez, tan en boga en estos momentos en Murcia y otras regiones españolas. En el año 2011 puso en marcha la Lonja Nacional de la Almendra de Murcia, donde los diferentes operadores establecen unos precios semanales orientativos, precios que recogía él personalmente cada semana, incluso después de su retiro.


He tenido el privilegio de compartir la vida con él desde la adolescencia. En los últimos treinta años casi diariamente, porque durante ellos hemos compartido y disfrutado de nuestra finca de Hellín. Ha sido así mi amigo del alma, mi colega, mi compañero, mi hermano y también mi socio. Se va el más fuerte, el más preciso, el que siempre vencía a los puntos en nuestras largas discusiones. Compartíamos todo: a nuestras familias, la profesión, la visión adelantada de la agricultura, la visión del mundo, las lecturas, la autoría de libros, la pasión por la música culta, la mayoría de las ideas fundamentales que nos han colocado en nuestros respectivos universos, nuestro inmenso interés por la ciencia y por entender el mundo. Ha tenido una vida plena y fructífera en todos los sentidos a la que no se le puede pedir más, pero no ha podido dominar la cruel enfermedad que lo ha vencido y que hemos sufrido con él. Para muchos de nosotros la vida ya no será igual sin él. Descansa en paz, hermano.