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Un abogado ejemplar

Murcia, 3 de febrero de 2021

ObituarioDamián Mora

Con los ojos arrasados por las lágrimas, noqueado aún por el impacto de su fallecimiento y sin ánimo alguno, tan solo con el aliciente de que sirvan de humilde homenaje a mi amigo, pergeño estas líneas dedicadas a Damián Mora, 'Manín' para su familia y la legión de amigos que deja. Un maldito e insignificante bicho, pero con un enorme potencial mortífero, llamado estafilococo ha podido con la inmensa humanidad imposible de abarcar en su cuerpo y nos lo ha arrebatado de forma traicionera, sin avisar.


La amistad fraternal fomentada día a día, año a año, repartía su denso contenido en aquellos compartimentos que conforman nuestra vida terrenal. En primer lugar y no necesariamente por orden de importancia, el ejercicio de la profesión de abogado que inevitable y necesariamente lo impregna todo, porque como todos los oficios es el medio de ganar el necesario sustento. En ese ámbito enmarco los diez años que compartimos responsabilidades en la Junta de Gobierno de nuestro querido Colegio de Abogados.


Puedo afirmar con orgullo y sin incurrir en tópico alguno que jamás, insisto jamás, he escuchado de abogado alguno comentario o critica negativa sobre el quehacer profesional de Damián y el trato con los compañeros. Afirmación que hago extensiva a jueces y funcionarios de la jurisdicción contencioso-administrativa en la que fundamentalmente intervenía.


Sus hijos Antonio y José, también abogados, encargados de continuar, ampliar y fomentar su legado jurídico, pueden estar orgullosos de su padre.


La amistad, ese don tan preciado que nace espontáneamente entre los seres humanos, es otra de las facetas de la vida de 'Manín', tan fructífera como duradera. De sus amigos de juventud, a buen seguro que me pide que recuerde a Miguel Ángel Abad 'El Apache', Luis Romero y Juan Gómez Fayrén. Más tarde llegamos el grupo de gimnasia que, durante casi treinta años, los martes y jueves acudimos a nuestro Club de Tenis para rebajar grasa y kilos. No cito a ninguno para no incurrir en injustos olvidos.


Querida Mari Carmen, en estos momentos no cabe consuelo alguno porque la herida está totalmente abierta. Los resortes de la naturaleza humana, que es sabia y fuerte, mitigarán, que no eliminarán, el dolor por la pérdida de nuestro 'Manín', a fin de que, teniéndolo siempre presente en el recuerdo, puedas compartir y rememorar las felices y dichosas vivencias familiares acontecidas desde que os conocisteis y vinieron al mundo vuestros tres maravillosos hijos, Antonio, José y Carmencita.


Y qué decir de su amor por nuestro Real Murcia, que Antonio, su padre, le inoculó desde que nació. Ese amor y esa pasión grana ha sido tan grande que, como inmejorable legado, nos ha dejado el mejor libro que sobre nuestro querido club se ha escrito. Cantaba el trovador Alberto Cortez: «Cuando un amigo se va / galopando su destino / empieza el alma a vibrar / porque se llena de frío». Querido hermano, pasarán muchos años hasta que mi alma recupere el calor que tu presencia me proporcionaba.