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Un abaranero bueno de verdad

Abarán, 30 de marzo de 2015

Obituario. Antonio Yelo Templado

Se nos ha ido uno de los hombres buenos con mayúsculas de Abarán. Y se nos ha ido en silencio y sin hacerle daño a nadie en toda su vida. Antonio Yelo Templado (Abarán, 1929), Antoñín de 'la Esperanza', como se le conocía en el pueblo, tuvo tres pasiones: su devoción y amor a la Virgen del Oro, patrona de Abarán; el servicio y entrega a los demás y su dedicación al sacerdocio y a la Universidad.


Su fallecimiento ha supuesto una profunda consternación, dolor y tristeza en todos los sectores de la vida abaranera y en el mundo universitario de la Región, pues no en vano Antonio Yelo fue profesor y doctor en Historia Antigua en la Facultad de Letras de la UMU hasta su jubilación en 1994. Tal y como destaca el cronista oficial, José Carrasco, «este cura tenía dos cualidades fundamentales, como eran su pobreza y sencillez, pues a pesar de su inteligencia y cultura, y de ser un brillante profesor, nunca hizo ostentación de nada. Al contrario, fue ejemplo de una humildad y pobreza extremas».


Durante su larga trayectoria como sacerdote, que duró medio siglo, actividad que alternó con la universidad, Antonio Yelo Templado fue Rector de las parroquias de la Purísima Concepción en Cañada de la Cruz y de la Purísima en Yéchar, además de Capellán del Santuario de la Fuensanta durante diez años y de las Religiosas Carmelitas Descalzas de Algezares durante doce años. Fue párroco en diversas parroquias y finalmente capellán del Santuario de la Virgen del Oro en Abarán, entre otros destinos.


Carácter monástico


A este respecto, el cronista oficial José David Molina matiza que «Antonio Yelo fue el principal promotor e impulsor de la devoción a la Virgen del Oro, y aunque su pretensión era revestirla de un carácter monástico, se conformó con el mantenimiento del culto tanto en el Santuario como en la iglesia de Charrara, en el campo de Ricote, y en la construida posteriormente en la barriada Virgen del Oro, de la que fue su principal promotor».


Su relación con distintos monasterios ha sido frecuente a lo largo de su vida, llegando a ser oblato en uno de ellos, Santo Domingo de Silos. Persona muy querida en toda la Región por su bondad y generosidad y amante de la naturaleza, su cuerpo fue velado en el Tanatorio de Jesús (Espinardo) por el que desfilaron infinidad de alumnos, hoy ya profesores. Cura muy apegado a la orden Benedictina, fue muy liberal aunque pudiera parecer todo lo contrario, como reconoce su sobrino Antonio Gómez Yelo. En los últimos años, el matrimonio formado por Jesús Sánchez y Ana Cantero se encargó de cuidarlo. A su entierro, celebrado el pasado viernes, acudieron centenares de personas, entre ellas el primer edil, Jesús Molina, y los exalcaldes Antonio Eugenio Gómez, Antonio Francisco Gómez y Antonio Morte. Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas ya reposan en el Santuario como era su expreso deseo. Descanse en Paz.