Salomon Hakim
MURCIA, 26 de mayo de 2011
Un neurocirujano de habla hispana que ha hecho historia
Hace unos días falleció en Bogotá Salomon Hakim, figura señera de las ciencias neurológicas, que dio su nombre a un síndrome muy conocido en la práctica médica. Era un gran amigo de muchos neurocirujanos españoles, que tuvimos la oportunidad de hablar con él a lo largo de varias décadas. Disfrutó de la tranquilidad de La Manga del Mar Menor. Formado en Yale y luego en Boston, donde trabajó en neuropatología, su nombre figuraba en muchas referencias de las sesiones clínico patológicas que publica la revista 'New England Journal of Medicine', con el dictamen final de los casos neurológicos. En las autopsias que realizaba en el Massachusest General Hospital de Boston encontró cerebros con ventrículos grandes y con atrofia cortical, pero advirtió que otros cerebros examinados no tenían atrofia de la corteza, aunque los ventrículos eran de un tamaño superior al normal. En 1957 volvió a su Colombia natal. Su serendipia o hallazgo casual llegó con un paciente joven, en coma postraumático, a quien le hizo con aire inyectado en el cerebro por punción lumbar y extrajo 15 cc. de líquido cefalorraquídeo para análisis. El paciente mejoró y dijo sus primeras palabras después de varios meses en coma. Empeoró luego, por lo cual decidió colocarle una válvula para drenar líquido desde el ventrículo cerebral al corazón. El joven reanudó sus tareas escolares tres meses después.
Hakim tuvo un profesor de física, jesuita, que le produjo un gran impacto, por su claridad didáctica. De allí nació su afición a las aplicaciones prácticas de las leyes físicas a la biomedicina. Trató de explicar, con la ley de Pascal, la aparente paradoja de ventrículos grandes con una presión de líquido normal. Estos pacientes, de edad avanzada, presentaban un cuadro de demencia, alteraciones en la marcha e incontinencia de esfínteres. Estos síntomas no son raros con el paso de los años y plantean dudas a la hora de atribuir su causa a un deterioro global del cerebro o bien al exceso temporal de presión del líquido dentro de los ventrículos cerebrales, algo que se puede aliviar mediante una operación y colocación de una válvula, a semejanza del tratamiento de la hidrocefalia infantil. No fue fácil convencer a las autoridades del mundo neurológico en USA. Raymond Adams, un gran neurólogo de Boston, no concedió importancia a Hakim, al decir que su hallazgo no era nuevo, aunque luego se apuntó como primer autor en los artículos sobre la hidrocefalia normotensiva, publicados en la prestigiosa revista 'New.England J. of Medicine¡.
Otro conocido neurólogo de la misma Universidad de Harvard, Houston Merrit, era un escéptico ai principio, si bien, en sus últimos años sufrió un proceso con síntomas similares a los descritos por Hakim y fue candidato a la colocación de una válvula, que fue la causa de su muerte, debido a una infección y a complicaciones cerebrovasculares.
De todos es conocida su válvula regulable, utilizada a lo largo de muchos años en nuestros quirófanos. Su pérdida se dejará sentir en el campo de las neurociencias. Sus hijos ha sido seguidores de la saga neuroquirúrgica y tecnológica.
Máximo Poza es neurocirujano.