Recto, generoso y leal
Murcia, 5 de febrero de 2021
ObituarioFrancisco Morata
La pérdida de Paco Morata es para todos los cantonales una noticia muy triste. Demasiado. De la que tardaremos mucho en reponernos. Diríamos que es una persona buena, que lo era, pero eso lo decimos de todos los recién fallecidos. Fue evidente su ascendencia sobre los que cogimos el relevo a aquella generación de cantonales que gobernaron la ciudad.
Aquellos eran políticos que no tenían más ambición que poner su granito de arena para hacer Cartagena más grande. Que lo de la corrupción y lo de beneficiarse del 'puestesico' no iba con ellos. Quizás porque accedieron al Gobierno municipal después de una sonada corruptela de otro partido y había que dar ejemplo.
Paco Morata coordinaba, como teniente de alcalde, el ejecutivo local del alcalde cantonal, Antonio Vallejo. No había medias tintas si alguien durante ese gobierno se le hubiera ocurrido meter la mano en la caja, de esta forma o de otra.
Morata le hubiera cortado las manos. Con determinación. Serio, seco y sin publicidad. Sin populismos baratos para luego hacer lo contrario. Paco era recto, mesurado y leal como él solo. A su partido, a sus siglas y a sus compañeros. Algo que no era óbice para que, desde su responsabilidad de relaciones vecinales, atendiera con servicial a los cartageneros que precisaban de la ayuda del Ayuntamiento. Entonces le salía su vena de comerciante minorista que servía a sus clientas en su tienda de ropa de bebé de la calle Caridad. Porque también era muy generoso. Solo hay que hablar con sus dependientas en el negocio familiar que hablan maravillas de su antiguo jefe. Y qué decir de la fundación y la dirección de Apices durante décadas para la atención e inserción laboral de chavales con deficiencias psíquicas. Ayudó a su hijo y a centenares de otros tantos adolescentes con problemas de salud mental.
Nosotros nos quedamos con la imagen de una comida que organizamos en una conocida venta de la zona oeste hace ocho años. Ya eran evidentes los signos de la enfermedad degenerativa que avanzaba sin compasión. Le regalamos un reloj de mano con el siguiente lema grabado «los cantonales, a nuestro Paco Morata». No se lo esperaba. Ni siquiera sabía que era un homenaje y muestra de cariño. Echó una breve lágrima en el momento de recibir el obsequio. Tan corta como profunda queda en nosotros su huella y su ejemplo.