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Rafael García Nadal

Otras localidades, 17 de junio de 2024

Cuando un amigo se va

JAVIER BALLESTA PAGÁN

Rafael García Nadal se nos ha ido sin decir adiós, sin despedida y sin hacer ningún ruido. El amigo Rafa nos ha dejado mudos, sin palabras. La sensación aquella de que 'Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada...', de la elegía a Ramón Sijé de Miguel Hernández, la sentimos, en esa tarde del viernes pasado, congregados en el tanatorio de Alhama, en ese sepelio presidido por la música, por los cantos de los auroros, de sus compañeros de aquel grupo folk 'Erial' (María Dolores, Aniceto, José Alfonso) y por las notas del violín que su hija interpretó haciéndonos soñar, por instantes, al repasar la memoria de aquellos tiempos vividos con nuestro amigo.

La docencia, como profesión, y la música, como creación desde siempre, además de su amor intenso a los suyos, su gran familia, conquistaron la vida de esta persona buena, libre y creativa que derrochaba optimismo, positividad desde la grandeza de su sencillez. Su trayectoria profesional en educación le llevó a especializarse en la atención a la diversidad, en integración escolar, la educación especial en todos sus matices.

Nos conocimos entre finales de los setenta y primeros de los ochenta, una etapa ilusionante, llena de tesón, como recordarán algunos que la vivieron y otros que la habrán visto en el 'Cuéntame' de la tele. Por aquel entonces se olía el cambio, la necesidad de cambiar e innovar, y con mucha ilusión abordamos el envite de especializarnos en Pedagogía. Algunos ya éramos maestros y continuamos con ganas de estudiar otra titulación. En aquellas aulas coincidimos María Dolores (mujer de Rafa), sus cuñados José María y Caridad, Nuria Illán y Josefina Lozano, entre otros, que formamos la segunda promoción de Pedagogía (1981).

Rafa llevaba el gusanillo docente e investigador entre las manos. Su tesis doctoral, titulada 'Niveles de desarrollo y uso de una innovación por parte de los profesores: el programa de integración', dirigida por el catedrático de Didáctica y Organización Escolar, Juan Manuel Escudero Muñoz, defendida en 1993 en la Universidad de Murcia, fue un referente que marcaría sus proyectos e intereses por la reforma educativa. Dando un paso al frente y simultaneando, durante 17 años, los centros educativos y la universidad, asumió en 1994 el cargo de profesor asociado, en el perfil de Educación Especial; creo que fue nuestro primer asociado de los de antes, los que se reclutaban entre aquellos especialistas de la docencia, para dar clase a futuros docentes.

Siempre estuvo al pie del cañón, en la lucha y poniendo buena cara, alegre y con sentido del humor. A Rafa se le podía decir lo que fuere que no se enfadaba, su modo de tomarse la vida, las cosas tal cual y sin perder los papeles lo definieron como un buen profesional y una gran persona, comprometida y divertida. Muchos tenemos la imagen de verlo en sus idas y venidas, con su apoteósica moto y sus chirigotas que nos hacían compartir bromas. Los largos pasillos de estos despachos departamentales que nos cobijan se alegraban al escuchar sus pasos discretos, pero que se paraban para echar una parrafada, de esas que ahora están en desuso, porque el tiempo es competitivo. Lo jubilamos, junto a Paco Botías, otro buen compañero, en 2017 y, desde entonces, le perdimos la pista. Atrás quedaron esas visitas pendientes a la casa del campo donde era feliz y donde seguía creando nuevos proyectos, además de seguir cantando y tocando, porque la música siempre la llevaba con él, su pasión por crear, hacer y compartir con los demás los buenos momentos, que ahora se lleva.

Sabemos que desde lo alto nos seguirás amparando con tus melodías y tus poemas, y tu sonrisa no la olvidaremos, siempre estará con nosotros. Descansa en Paz, amigo Rafa.