Por ti, Rafa
Murcia, 22 de febrero de 2016
El paso del tiempo me ha permitido reunir fuerzas para escribir estas líneas y me ha ayudado a asumir que ya no vas a estar más a nuestro lado. Me queda la tranquilidad de que acompañas a papá y mamá, aunque eso no hace más fácil aceptar tu ausencia, que se producía solo unos meses después de la de nuestra querida madre.
Entiendo cuánto te han llorado, cuánto te hemos llorado. Ver a la familia, a tus amigos, a nuestra gente de la empresa, a cuantos disfrutaron de ti rotos por el dolor, fue la confirmación de lo que siempre pensé: que eras un tío generoso, cercano, honesto y sincero, una buena persona que se hacía querer. Y, para mí, el hermano cómplice que a cualquiera le gustaría tener.
Compartíamos muchas cosas. La forma de pensar y de entender la vida. De sentirnos españoles orgullosos de nuestra bandera y de nuestro himno. Vivimos juntos tardes inolvidables de fútbol viendo a nuestros equipos del alma, el Real Murcia y el Real Madrid, y también disfrutando de muchos otros deportes que nos gustaban. Y cuántas Fiestas de Primavera con nuestros compañeros 'brujos', que son parte de la familia... ¡Lo tuyo sí que era amor por los colores! Fueron 25 años vistiendo los de Centro Brujo.
He aceptado el grandísimo honor que supone ser Gran Pez del Entierro de la Sardina porque no se me ocurre mejor manera de llevarte conmigo estos días que tanto significaban para ambos. Seguro que echaré de menos no tenerte a mi lado, pero irás conmigo cuando anuncie a los sardineros que el Entierro ya está aquí; cuando desfile por las calles de nuestra Murcia querida; y cuando me emocione una vez más al ver desde la carroza esa imagen inigualable de una Murcia volcada con su fiesta. Y en el momento final de prender la mecha para que la Sardina arda en llamas, solo tendré en la mente un nombre: ¡¡RAFA!!
Esto va por ti; por Elena; por todos los hermanos y sobrinos, que llorarán siempre tu marcha, tan cruel y tan inesperada; y, de forma especial, por mi mujer, Mª Dolores, porque sin ella la cuesta arriba de vivir tu ausencia y la de mamá se me hubiera antojado imposible. También por mis hijas Raquel, Amor y Mª del Mar, José e Iván y mis queridos nietos José Mª y Pedro.
Que tu inmenso corazón sardinero nos guíe. Te queremos.