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Pedro Segado Bravo

Murcia, 20 de enero de 2024

Estudioso del Barroco y profesor abnegado

FRASQUITO FERNÁNDEZ EGEA

Mientras un grupo de supervivientes de aquella generación universitaria que cursamos la carrera entre 1967 y 1972 perfilábamos la celebración del medio siglo de la licenciatura (aunque con un poco de retraso), me llega la noticia inesperada de la muerte de otro de los nuestros, precisamente el único de nosotros que no abandonó la Universidad de Murcia mientras los demás partimos por derroteros distintos en la vida.

Pedro Segado Bravo, quien ha llevado su enfermedad en escrupuloso silencio, para no preocupar a sus compañeros y amigos, se entregó muy pronto al claustro de profesores de la Facultad de Letras, haciéndolo en el departamento de Historia del Arte en los primeros años ochenta del pasado siglo, en cuya especialidad se doctoró e impartió la docencia el resto de su vida laboral. También allí le llegó la jubilación en su momento.

Hombre muy serio y riguroso en la investigación histórica, que dedicó especialmente a la arquitectura barroca regional, centrándose en Lorca, su ciudad natal, donde se le ha reconocido su trabajo siempre y hasta el último momento, pues una de las coronas que han adornado su capilla ardiente ha sido del Ayuntamiento.

Sus publicaciones, referidas al arte barroco regional son múltiples, habiendo datado y divulgado aspectos del mismo en aportación intelectual de gran calidad científica. Su presencia continua en congresos, simposios y reuniones científicas han dado como resultado el conocimiento fuera de nuestras fronteras regionales de aspectos relativos al arte regional, que el mundo académico y la intelectualidad en general le agradecerán siempre. Profesor abnegado y entregado a sus alumnos, en los que ha dejado verdadera huella personal e intelectual, contagiándoles su compromiso en el respeto y conservación del patrimonio cultural.

Esposo atento y solícito, contrajo matrimonio con la aragonesa, también profesora en la misma facultad, aunque en la especialidad de Historia Antigua, Elena Conde Guerri, arraigando su vida en la capital, donde dieron vida y educaron en ciencia, y también en valores, a dos hijos que les han proporcionado cuatro nietos de los que Pedro ha disfrutado hasta el último momento de su vida.

Descanse en paz el compañero, el amigo, el investigador y el maestro. Aquel grupo de entonces, cada vez más diezmado, le echaremos de menos. Y seguiremos recordando en nuestros encuentros aquellos años de juventud, a los viejos profesores, los viajes de estudios y nuestros andares por la vida.