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Miguel Marín Padilla

Jumilla, 15 de febrero de 2023

Una eminencia científica de buena añada

MARI CARMEN CAÑETE

El profesor de Anatomía Patológica y Pediatría Miguel Marín Padilla falleció el pasado domingo, a los 92 años, en Estados Unidos. Aunque pasó buena parte de su vida fuera de Jumilla, se sentía totalmente jumillano y su relación con la ciudad, desde la distancia, fue siempre muy intensa. Así, en el año 2000 fue nombrado Hijo Predilecto, además recibió el Premio 'Siete Días' como embajador del municipio en 2001. También fue reconocido como presidente de honor de la Asociación de Familiares y Enfermos de Alzheimer (Afad).

Siempre que tenía la oportunidad y sus obligaciones profesionales y personales se lo permitían viajaba a la localidad para participar en distintas actividades sociales y culturales. Y su legado permanecerá en Jumilla, ya que en 2019 envió desde el país norteamericano todo su material científico, con el fin de que se cree en un municipio un centro de investigación del cerebro. Tenía previsto volver en marzo de 2020 con una de sus hijas para ver cómo había llegado el material y hacer inventario, pero la pandemia lo impidió. Era el deseo de Miguel Marín Padilla que su sanctasanctórum se albergue en el futuro Centro de Interpretación del Cerebro, que él mismo quería que se construya en la Plaza de Arriba, para que se convierta en un centro de referencia de estudio del cerebro humano para estudiantes e investigadores.

El doctor Marín Padilla nació en Jumilla en el verano de 1930, donde vivió hasta los diez años, momento en cambió su residencia a Córdoba por el traslado de su padre, que era notario. Sin embargo, nunca perdió su vinculación con la localidad, donde siempre volvió cada vez que pudo y conserva muchos amigos, entre ellos, el doctor Guzmán Ortuño. Estudió en la Facultad de Medicina de Granada.

Le interesaba más el entendimiento de las enfermedades que los enfermos, por lo que, en 1956, sin saber una palabra de inglés, se marchó a Nueva York. Empezó como interino en un hospital en New Jersey. Luego se especializó en Patología Pediátrica en Boston, en el Instituto Mallory, y de allí a Dartmouth. En 1989, le concedieron el premio de neurociencia más importante que se otorga en EE UU: el Jacob Javits.

Siempre trabajó siguiendo los métodos de Cajal para realizar los cortes cerebrales. Así, comenzó a ver las neuronas en tres dimensiones, dentro del bloque, y cómo se comunican entre sí. Saber qué ocurre en el cerebro cuando se daña le llevó gran parte del tiempo de sus investigaciones. A lo largo de los años ha realizado multitud de publicaciones relacionadas con la enfermedad del Alzheimer y ha impartido conferencias en todo el mundo.