Maricruz y cierra Murcia
Murcia, 5 de marzo de 2017
Obituario. Maricruz Siso Oliver. Como un torrente de cordialidad alegre y confiada
GARCÍA MARTÍNEZ
Hay personas que no dan la impresión de que vayan a morirse alguna vez. Y de ahí la sorpresa cuando, por «lo que sea» (en realidad, «por lo que es») deciden dejarnos. En estos casos todavía te sientes más abandonado. Porque te roban una presencia que tú imaginabas, si no eterna, sí para mucho más tiempo. Por ejemplo, lo que dure tu propia vida. Sería la mejor manera de no echar a alguien de menos.
Por qué será que hay personas así, yo no lo sé. Pero intuyo que debe de ser para que alegren la vida de los demás. Esa fue, creo yo, la razón de ser de Maricruz Siso. Muchos la llamaban Maricruz Valcárcel, porque su compañero (al que reverenciaba, como tanta gente en Murcia) era lo que se llama un caballero español, rebozado en murcianía. Ella, una gran dama, y don Carlos, un noble galán. Maricruz desenvuelta, exuberante, desprejuiciada, atractiva, inteligente, floral... Y, a la vera suya, todo un señor. Componiendo ambos un contraste acojonantemente literario. Personajes de una novela de época en busca de autor.
También parecía que don Carlos no se marcharía nunca, pero se fue igualmente, ataviado, faltaría más, de nazareno 'colorao'. A mucha gente (aun teniendo como tenía la sabia virtud de escuchar paciente) nos dejó con la palabra en la boca. Me refiero a los dos -y del bracete- porque ambos llenaban sobradamente su particular procesión por esta vida.
En ese desfile, más costumbrista que beato, don Carlos representaba a la entera nazarenía andante, con sus aires de noble inglés entreverado de ciezano insólito, mientras que Maricruz era el floreado del trono, en una exhibición de perfumes y colores interpretados, en la cabecera de cartel, por liliums, nardos, gladiolos y orquídeas, y como estrellas invitadas, todas las demás flores nacidas de un dios optimista.
No se olvida fácilmente la sonrisa de una Maricruz para la que todos los demás, los buenos y los malos, los idiotas y los listos, éramos 'angelitos'. Vuele su alma en paz.