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Mariano Hurtado Bautista

Murcia, 8 de octubre de 2014

Obituario Mariano Hurtado Bautista

A quien era el decano de la Filosofía del Derecho en España


El pasado 5 de septiembre nos dejó el maestro Hurtado Bautista. El profesor Hurtado, catedrático emérito de Filosofía del Derecho en la Universidad de Murcia, era todo un referente para la inmensa mayoría de las personas que tenían algo que ver con la Facultad de Derecho: profesores, alumnos, personal de Administración y Servicios, vigilantes de seguridad y un largo etcétera de pobladores de ese microcosmos que es el campus de La Merced.


Como no podía ser de otra manera esta referencia cobraba especial significado para quienes éramos conocedores de su trayectoria académica y personal y le profesábamos el respeto y la admiración que merecidamente se había ganado en reconocimiento de su autoridad en el ámbito disciplinar de la Filosofía jurídica por su modo de plantear y resolver las cuestiones objeto de dicha materia. Singularmente los miembros del departamento de Fundamentos del Orden Jurídico y Constitucional, en cuya creación intervino y del que fue su primer director, pudimos constatar la genialidad con que don Mariano encaraba y resolvía las cuestiones de índole filosófico-jurídica. Una genialidad que venía de atrás y que, por supuesto, había traspasado el estrecho marco del departamento y del área en que desempeñaba sus funciones y había sido constatada por los grandes maestros de la Filosofía del Derecho de nuestro país.


Recuerdo, y otros muchos podrán recordar porque fueron públicas, las palabras del catedrático de la disciplina Joaquín Ruiz-Giménez, en aquellos momentos Defensor del Pueblo, quien en una conferencia en el paraninfo de nuestra Universidad dijo, refiriéndose al profesor Hurtado, haberle escuchado el mejor y más brillante ejercicio de oposiciones de todas en cuantas había participado (y no fueron pocas) como miembro de los tribunales de Cátedra. De igual modo recuerdo la «extraordinaria» última lección impartida a los alumnos; una clase magistral, doblemente extraordinaria porque la impartió ya como emérito en calidad de invitado por otro profesor 'bolonio', Francisco M. García Costa, a los alumnos de primer curso y porque rebasaba la edad octogenaria y bastante mermado de facultades. Pero el maestro no había olvidado el oficio y realizó una exposición que nos dejó asombrados a todos, en especial a los alumnos que lo despidieron con una ovación memorable. Y es que don Mariano hizo del rigor académico su bandera, buscó la precisión terminológica y conceptual sin concesiones y la antepuso a cualquier otra consideración.


La Universidad de Murcia, junto con la fotografía, fue su pasión. La situó por encima de casi todo y nunca, pudiendo hacerlo, marchó a otra que le ofreciese mayor proyección y relevancia. En sus últimos años, ya retirado, volvía a ella con insistencia y calmaba el ansia de su espíritu con la simple visita al departamento en el que, con motivo de su 85 cumpleaños, se le rindió homenaje dando su nombre a una de sus salas, privilegio que comparte con otro ilustre representante de lo que constituyó el primitivo Seminario de Derecho Público, el profesor Rodrigo Fernández-Carvajal González, catedrático de Derecho Constitucional, tempranamente desaparecido y con el que mantuvo una cordial y exquisita relación. Ambos continuaron la labor emprendida en dicho seminario por otros insignes representantes del saber filosófico, jurídico y político, como fueron Enrique Tierno Galván y Antonio Truyol y Serra. Con todos ellos comparte el Olimpo de los sabios.


Premio extraordinario de Licenciatura, doctor por Bolonia, catedrático de Derecho Natural y Filosofía del Derecho, decano de nuestra Facultad en años difíciles de transición y de agitadas mutaciones. A su jubilación a los 65 años, en plena madurez intelectual, fue rescatado y nombrado emérito lo que significó el mantenimiento de un pilar fundamental para el área de Filosofía del Derecho. Especialmente durante esos años se le tributó un afecto que supo recibir con gratitud y devolver con creces. Mantuvo una actividad plenamente participativa y se erigió en símbolo de lo que nunca debimos perder en el cotidiano quehacer universitario.


Hoy (20.30 horas) se celebrará una misa en su memoria en la iglesia de La Merced. Ahora que nos ha dejado, cumplidos los 90 años, quiero tener también un recuerdo entrañable para la que fue su esposa, Mercedes García, y expresar mi sentido pésame, nuestro sentido pésame, porque creo hablar en nombre de muchos, a su hija Leonor.