Manuel Albaladejo
Murcia, 15 de abril de 2012
Trabajador y uno de los grandes civilistas del siglo XX
JUAN ROCA GUILLAMÓN
El pasado sábado falleció en Madrid a los 92 años el profesor Manuel Albaladejo, catedrático de Derecho Civil y maestro de muchas generaciones de universitarios españoles. Nacido en Cartagena, ciudad a la que amaba entrañablemente, estuvo siempre muy vinculado también a Murcia, de cuya universidad era doctor 'honoris causa' junto a las de Oviedo, Córdoba, Granada, Alicante, Rey Juan Carlos y Politécnica de Cartagena. Discípulo en los años cuarenta del entonces alcalde granadino Juan Osorio Morales, tras su doctorado en Bolonia obtuvo en 1953 la cátedra en Asturias, pasando después a Barcelona, de cuya Universidad fue rector, y por ultimo a la Complutense, en la que permaneció hasta su jubilación, muy vinculado también a la Universidad San Pablo CEU.
Trabajador infatigable, fue Presidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, Consejero de Estado y sobre todo, prolífico autor de una ingente obra científica, de gran calidad, manteniendo una sorprendente actividad intelectual hasta última hora. Sin duda uno de los más grandes civilistas del siglo XX.
Era don Manuel persona de profundas convicciones cristianas, siempre dispuesto a orientar con generosidad a cuantos a él se acercaban en busca de apoyo. Dotado de un agudo sentido del humor, cuando venía a Murcia solía recordar como vivió de niño en la Platería, cerca del Banco de España donde su padre estuvo destinado, creciendo entre los abanicos de Raineli y la confitería de Ros.
Entre sus muchas distinciones ostentaba con orgullo la Medalla de Oro de la Región, de la que gustaba alardear, y su título de hijo adoptivo de la Ciudad de Murcia, que venía a reconocer, bromeaba, su extraordinaria labor de difusión de las bondades de las habas tiernas, la hueva de mújol y los buenos caldos de Jumilla. El próximo 18 de abril, a las 20 horas, tendrá lugar en la madrileña parroquia de San Fernando (c/ Alberto Alcocer, 9) una misa funeral por su alma, noble y buena.
Nuestra condolencia a su familia, y muy particularmente a su viuda, la Dra. Silvia Díaz Alabart, colega y amiga, y a su hija María Jesús, compañera en la biblioteca jurídica de La Merced. Descanse en paz.