Luis Sánchez de Medina
Murcia, 28 de marzo de 2014
Un pediatra excepcional
ANDRÉS MARTÍNEZ CACHÁ
Luis Sánchez de Medina era un profesional de la Medicina, con una brillante trayectoria como pediatra en Lorca y su comarca. Murió a los 91 de edad, tras una enfermedad en la que en ningún momento perdió la lucidez mental que siempre tuvo. Además, conservó la entereza necesaria para dedicarse a cuidar a su mujer durante los años que estuvo enferma, con una entrega total, demostrándole, día a día, el amor que sentía por ella. Como pediatra, se formó con el profesor Galdo en Granada, cuna de grandes pediatras que han desarrollado su trabajo en todas las regiones de nuestro país.
Él, junto con otros médicos, inició una brillante etapa en la sanidad lorquina. Estudiaban juntos los casos clínicos difíciles como un adelanto de las auténticas sesiones clínicas de hoy; estoy pensando en José Rodríguez, José Luis Martín Muñoz, José Corredor, José Parra, Francisco Fernández Salvador, Antonio Marín, Pío Pérez, Mario Jiménez&hellip
Todos ellos trajeron a nuestra ciudad la medicina que se hacía en los mejores centros hospitalarios de España y consiguieron que, a pesar de los escasos medios que tenían los lorquinos, pudiesen disfrutar de una buena asistencia sanitaria. Luis no se conformó con seguir trabajando en la asistencia ambulatoria, quiso incorporarse al grupo de sanitarios que abrieron el hospital Santa Rosa de Lima, formando parte del Servicio de Pediatría aportando sus conocimientos, su extraordinaria experiencia, su vocación de servicio y su gran capacidad de trabajo.
Si en lo ya expuesto se puede intuir cómo fue el pediatra Medina, no puedo dejar en el tintero su faceta humana. Tuve con él una relación de contacto diario estrecho durante muchos años y esto me permitió conocerlo profundamente. Pude valorar su manera de ser, su trato con los compañeros de trabajo, su atención a los pacientes, su comportamiento, su tranquilidad ante cualquier situación; esa tranquilidad que es propia de los buenos profesionales y que da muestras de su inteligencia. También era una persona religiosa, con una dedicación a su parroquia de San Mateo, y es que Luis entendía que hacer el bien es lo que engrandece al ser humano. Tuvo una vida sencilla y familiar. A mí, el tiempo que pasé a su lado me hizo ver que la dedicación a los demás sin esperar nada a cambio es lo que nos hace ser más personas; siempre me decía que lo que importaba realmente era saber cómo tú eras, no lo que los demás dijeran de ti.
Luis, tu recuerdo me lleva a la nostalgia pero no a la tristeza, porque estoy convencido que tu vida entre nosotros ha merecido premio, y seguro que ya lo estarás disfrutando. La vida es limitada y los amigos se nos van. Tenemos que ir acostumbrándonos a vivir sin ellos.
Con este breve recuerdo he querido dar a conocer cómo era para mí Luis Sánchez de Medina.