Luis Fernández Núñez
Murcia, 19 de enero de 2017
Obituario Luis Fernández Núñez
Siempre por los pacientes
Cuando se encontraba disfrutando de una merecida y justa jubilación, tras cuatro décadas ejerciendo la medicina, un infarto acabó con la vida de Luis Fernández Nuñez (Blanca, 1949) hace unos días, dejando un inesperado y enorme vacío, sobre todo, en su familia y, particularmente, en su esposa Ana María Lozano, con la que llevaba casado desde 1983.
Luis era una persona muy querida y conocida, tanto en la localidad como fuera de ella; y si no que se lo pregunten a sus pacientes en municipios como Blanca, Abarán, Fortuna, Calasparra, Moratalla, Jumilla y Algezares, a los que se dedicó en cuerpo y alma durante años.
Persona humilde, buena, sencilla y trabajadora, su actividad sanitaria ha estado caracterizada por la entrega y plena disposición a sus pacientes, dejando huella por donde pasaba. Una vez jubilado, fueron varias las ocasiones en las que se presentaba, incluso de madrugada, con su coche en algunos domicilios de sus vecinos para interesarse por sus dolencias. «No tenía horas», recuerda el blanqueño Fernando Molina. Por su parte, Ángel Cano, otro vecino, resalta que «era uno más de la familia», mientras que Vicente Candel señala que «estaba dispuesto para todo el mundo».
Una de las pasiones, quizás la mayor, era su familia, a la que adoraba. A sus hijas les transmitió el amor por la medicina, de ahí que decidieron seguir los pasos de su padre. Gema ejerce como enfermera en Tarazona (Zaragoza), Ana Isabel es farmacéutica en Madrid y Gema es médico en Alcalá de Henares. Todas ellas pueden sentirse muy orgullosas, como él lo estaba de las tres.
Pese a residir en Murcia, acudía frecuentemente a su casa de campo de Blanca, donde disfrutaba con los amigos. Cuando contaba con 38 años de edad, le entró el gusanillo de la política local y de la mano del que fuera alcalde blanqueño, Valero Martínez Palazón, también fallecido, fue concejal de Sanidad por el Grupo de Electores de Blanca, en la legislatura 1987-1991. Era aficionado a la colombicultura y a la pintura y le gustaba cocinar para sus compañeros del servicio de Urgencias.
Numerosas personas se acercaron a darle el último adiós en el tanatorio Arco Iris, de Murcia, y sus restos mortales ya están en su pueblo natal, donde fue oficiada una misa en su memoria y recuerdo. Descanse en paz.