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Las cornetas enmudecen en Caravaca

Caravaca de la Cruz, 21 de marzo de 2016

Obituario. Pablo Guerrero López

En la mañana de ayer, el nonagenario corazón de Pablo Guerrero 'el de las Cornetas' dejó de latir. Las cornetas enmudecieron en Caravaca tras la muerte de quien ha sido cornetín de órdenes del Bando Cristiano durante más de cincuenta años. Un lazo negro en el estandarte de la Banda de Nuestra Señora de los Azules como señal de luto recorrió ayer las calles de Caravaca durante la procesión del Domingo de Ramos; mientras la ciudad conmemoraba la entrada de Jersusalén, Pablo llegaba a las puertas de la Jerusalén celestial. El entierro será hoy, a las cinco de la tarde. Desde hace un año, la calle Carril lleva el nombre de Pablo Guerrero. Fue el último reconocimiento que recibió en vida. Las autoridades locales, amigos, familiares y vecinos se congregaron en la plaza Nueva para asistir al acto del descubrimiento de la placa con la nueva denominación de una de las vías más antiguas de la ciudad.


Pablo Guerrero López empezó a salir en las fiestas en honor a la Vera Cruz en el año 1948 y no dejó de hacerlo hasta el año pasado. Se inició como festero con su padre, Juan de Dios, que era capitán cristiano, y Pablo hacía de capitán moro. Participó en la renovación de las fiestas que se produjo en 1959, siendo fundador del bando cristiano. En 1962 organizó su primera banda, que al principio era solo de tambores y se llamaba Banda de Santiago. Al año siguiente, se incorporaron las cornetas, gracias a una rifa de relojes. Más tarde, creó la Banda de cornetas y tambores de la Vera Cruz, que encabezaba todas las procesiones y desfiles del Bando Cristiano. En ella, se han formado multitud de jóvenes.


En el año 1980, fue galardonado con el Escudo de Oro del bando cristiano por su trayectoria; en el año 2000, fue nombrado Cristiano del Año y, por último, en 2007, fue nombrado Festero del Año por parte de la Comisión de Festejos. Su hijo, Juan de Dios, y su nieto, Pablo, dan vida, desde hace varios años, al tamboril y al Tío de la Pita. Ellos, como otros miembros de la familia, han formado parte, desde muy temprana edad, de la banda; Pablo Javier, como cabo de tambores, y Juan de Dios, de las cornetas. También han desfilado con ellos Raúl, Juan Pablo y Juan Alberto.


El cornetín de Pablo se escuchaba durante la Misa de Aparición, en la mañana del Dos de Mayo, en el Templete; al igual que en los simulacros de combate de las tardes del 2 y 3 de mayo. Poco a poco fue cediendo el testigo a su hijo Juande, recordándole en el momento oportuno las indicaciones para que hiciera sonar los toques de corneta que corresponden en cada momento. Pablo desfiló durante casi siete décadas, sin interrupción, en las fiestas de la Vera Cruz. Ningún motivo, ninguna dificultad fue superior a su pasión por la fiesta. Humano, sencillo y bueno, se ganó el corazón de sus vecinos y la admiración de todos los festeros.