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La humanidad y el humanismo de un maltés

Murcia, 8 de febrero de 2021

Obituario Salvador Montesinos Busutil

Procedía Salvador de una familia de Malta instalada en la provincia de Valencia. Él no olvidó su ascendencia maltesa; hace años se cumplió su deseo: conocer la tierra de los Busutil, de donde procedía, y besarla. En la Universidad de Murcia estudió Derecho. Allí nos conocimos. Su inquietud y capacidad intelectual le llevaron a compaginar lo obligado con otras actividades; le interesaba el cine, la literatura, el teatro, el deporte. Su participación en albergues y universidades de verano no faltó.


Madrid fue la ciudad elegida para su preparación profesional. A los 28 ya sabía su primer destino. Después, las nupcias en Albacete y nuestros comienzos de vida en Extremadura (Burguillos del Cerro). Instalados en una pensión, recibía Salvador a los clientes, sentado ante una mesa camilla como único apoyo para dar fe. Fuimos muy bien acogidos. Pasados unos meses, pudimos reunirnos con personas interesadas por el saber: interpretaciones de teatro hablado, charlas y conferencias.


Posteriormente, otros traslados, Purchena, Totana, Cartagena, y, finalmente, Murcia. Renunció Salvador a posibilidades más ambiciosas porque él no lo era. Prefería una ciudad a medida de las personas. En esto también coincidíamos. Murcia fue generosa con él y pudo incorporarse a las diversas actividades de siempre. Añadió dos más: comentarios de cine en la radio (era un gran entusiasta de este arte) y críticas de libros en LA VERDAD. En su trato profesional destacó por la cercanía. Las personas que a él llegaron sentíanse bien ante el saludo cordial, esbozando una sonrisa que allanaba el camino. Ingenio y nobleza daban naturalidad al encuentro y conseguían que todos expusieran sin temores sus asuntos.


Era una persona singular y bondadosa, tenía sus criterios sobre el vivir; en una entrevista decía: «Hay que tener paciencia, buen humor y esperanza...».


Admiraba a Salvador por su adaptación al medio en cada destino, por su modo de estar en el mundo. Nuestros hijos le han querido y admirado. Su sentido del humor, siempre oportuno, nos alegraba.


Amar contiene más de un significado para mí, el más importante oír en cada momento la voz del otro, y así nos entendimos. Ese diálogo no ha de perderse, aun en los momentos difíciles. En ellos intentaba Salvador facilitar, ver soluciones, no quedarse parado ante las adversidades, sino afrontarlas; es otra forma de amor. Quedémonos con su alegría de confiado, y la espera del encuentro en ese lugar sobre el que tantas veces hemos conversado.