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LA HUELLA INFINITA

Otras localidades, 6 de enero de 2024

LA HUELLA INFINITA

Joaquín Caballero

A veces, los intrincados caminos de la vida te dan la oportunidad de conocer a seres excepcionales, seres únicos capaces de cambiar el curso de la historia. Este es el caso de Joaquín Caballero Gómez, un hombre que se hizo a sí mismo con esfuerzo, trabajo y con una entrega total a sus convicciones.

Empezó a trabajar en Calasparra, su pueblo, a la edad de 14 años mientras, a la vez, estudiaba por las noches. Terminó la carrera de Magisterio, aprobó la oposición e impartió clases durante más de 30 años y, todavía hoy, sus alumnos lo recuerdan con gratitud por sus lecciones magistrales y por sus consejos, gracias a los cuales hoy día son grandes profesionales, pero, sobre todo, hombres de bien.

Se le valora como mayordomo del Santuario de la Virgen de la Esperanza. Su gestión fue clave para convertirlo en uno de los lugares de culto más visitado de la región.

Elegido por los propios agricultores presidente de la Comunidad de Regantes del Trasvase Tajo- Segura de la comarca de Calasparra, trabajó insistentemente para asegurar el riego de cientos de hectáreas hortofrutícolas.

Hace 50 años compró, junto a sus hermanos, la plaza de toros de su pueblo, la Caverina, que estaba en ruinas. La reconstruyó y creó la feria de novilladas que, por encastes y seriedad en el tipo de toros, se ha convertido en la más importante de España. No dudó en viajar hasta Senegal con 72 años en misión humanitaria, ayudando a los más necesitados.En su pueblo siempre tuvo fama de hombre justo, cabal, sabio y honrado, a quien se dirigían personas venidas de toda la comarca para solucionar conflictos, dividir herencias o delimitar linderos.

Joaquín, siempre orgulloso de su pueblo, de sus gentes, de sus costumbres y tradiciones, defendió a Calasparra ante todo y ante todos, con el entusiasmo, la lucidez y el compromiso que siempre le caracterizaron.

En la obra maestra de la historia del cine de Frank Capra 'Qué bello es vivir', se reflexiona de forma maravillosa sobre cómo la existencia de una sola persona puede cambiar la vida y destino de cientos o de miles de individuos. Yo me pregunto, ¿qué hubiera pasado si no hubiera existido Joaquín Caballero? La respuesta solo podría ser una: «Este mundo hubiera sido peor».

Al final, Joaquín, fiel a sus principios, nunca se rindió. Se fue luchando por su vida hasta el último aliento, con su dignidad a raudales, con su hombría de bien por encima de todo, con su integridad intacta, fiel a sus convicciones y con el respeto y admiración de toda su familia y la multitud de amigos que lo adoraban.

Se despidió de la que fue su plaza de toros y la de todos los calasparreños, le pese a quien le pese, con una emocionada vuelta al ruedo a hombros de su gente. Tras los actos religiosos, el féretro de Joaquín salía de la iglesia con un aplauso espontáneo y unánime del pueblo que es sabio y solo le brinda a los elegidos. Ahora, descansa ya en su sepultura con una montaña inmensa de flores.

Este mundo necesita más personas como tú, Joaquín, porque tu ejemplo de vida, tu sabiduría, tu fuerza, tu perseverancia y tu buen hacer en esta vida permanecerán para siempre en nuestra memoria.