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Juan Madrid

Otras localidades, 7 de octubre de 2024

Juan Madrid, 'in memoriam'

JUAN JOSÉ RÍOS

Conocí a Juan Madrid hace más de 15 años por mediación de José Antonio Planes, entonces presidente de Inforges. En ese momento, iniciamos una colaboración destinada a desarrollar proyectos formativos y divulgativos enfocados en promover hábitos saludables, aprovechando las tecnologías multimedia e internet, bajo el lema 'El conocimiento es salud, la medicina que se entiende'.

Desde el principio, conectamos a nivel personal, y desde Inforges impulsamos numerosas iniciativas para empresas farmacéuticas, aseguradoras y organismos públicos como la Consejería de Sanidad. El trabajo conjunto con Juan, alcanzara o no plenamente los objetivos que nos marcáramos, fue siempre estimulante, imbuido de su energía y de su visión. Destacan proyectos como DVD sobre drogadicciones, obesidad y diabetes, así como uno sobre la prevención de la gripe A, que fue distribuido en los periódicos regionales. Además, pusimos en marcha un blog de salud en la web de LA VERDAD, pionero en su momento, que más tarde se convirtió en un portal ya bajo el amparo de la UCAM, dada su amistad con su amigo José Luis Mendoza, contando siempre con los buenos oficios de Antonio Semitiel y de César Nicolás, entre otros. A tal efecto creamos una sociedad en la que también participaba Juan Bernal, otro buen amigo común.

Precisamente en Popular TV dirigía el programa 'La salud en tus manos', un espacio televisivo que cada semana, desde hace tres años, aporta conocimientos de médicos, investigadores y pacientes sobre temas sanitarios. Este esfuerzo le valió, precisamente este mismo año, la Antena de Plata, un merecido reconocimiento de los medios de comunicación regionales por su compromiso de educar a la sociedad sobre la importancia de los hábitos saludables.

A lo largo de su vida, Juan contribuyó de manera incansable a la mejora de la salud pública. Desde hace más de 30 años, como médico especialista en endocrinología y nutrición en La Arrixaca, hasta su extenso currículo de publicaciones científicas y libros, su objetivo siempre fue claro: mejorar la calidad de vida de la población, siempre dispuesto a predicar sus mensajes en cualquier foro al que se le convocara.

Juan tenía una capacidad de convocatoria extraordinaria entre sus colegas, siempre prestos a colaborar altruistamente en aportar contenidos para su portal de salud o participar en los programas de televisión que dirigía y que preparaba minuciosamente, siempre con gran antelación, como le gustaba trabajar, ya que no soportaba la presión del tiempo y el estrés que implicaba. No quiero olvidar que su destacada labor como divulgador científico lo llevó a ser nombrado en 2016 como miembro de número de la Academia de Farmacia de la Región de Murcia, acto en el que desarrolló una brillante presentación que tituló 'Nutrigenómica: hacia una dieta personalizada'.

En lo personal, Juan era alguien entrañable y querido por todos los que hemos estado cerca de él, siempre ofreciéndose a hacer favores desinteresadamente. Amante de la siesta, maniático de la puntualidad, orgulloso de sus hijos, Elena y Antonio, de sus tres nietos y feliz por la jubilación de su querida Carmen.

Siempre disponible para una consulta, siempre el primero en visitar a un amigo enfermo, siempre dispuesto a tender una mano aunque no se le pidiera. Era un hombre polifacético, experto autodidacta en Bolsa, para mi asombro y envidia sana y un amigo leal, alguien en quien podías confiar ciegamente.

«He sido muy feliz»

Nos despedimos a finales de julio con la intención de vernos en La Manga, algo que al final no ocurrió. Durante agosto, no logramos coincidir ni en llamadas ni en mensajes y ya en septiembre, ante esta inusual falta de contactos, tuve de pronto un mal presentimiento. Cuando finalmente hablamos, me contestó con su típica jovialidad, aunque ya se encontraba enfermo pero lejos de imaginar la gravedad del mal tan implacable que le aquejaba.

El año pasado celebramos su 70 cumpleaños en una magnífica comida que organizó en su casa. Nadie podía imaginar que no llegaría a cumplir los 71. Aceptando con resignación su inexorable diagnóstico, sus últimas palabras fueron fiel reflejo de su personalidad, nos sirven de consuelo y hasta nos arrancan una ligera sonrisa en unos momentos tan trágicos: «He sido muy feliz durante 70 años, me voy en paz, y donde quiera que vaya, allí os esperaré tranquilamente... pero sin prisa, ¿eh?»

Descansa en paz, querido amigo.