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Juan José López Huerga

Murcia, 9 de septiembre de 2023

Una vida endulzando a los demás

Antonio García Mondéjar

A primera hora de la mañana recibí la triste noticia de tu muerte, que por inesperada como increíble inundó amargamente los corazones de todos los que tuvimos la suerte de conocerte, de compartir contigo inolvidables momentos que permanecerán en nuestra retina para siempre, pero sobre todo tu impronta, alegre, empática, generosa. Con tu equilibrada vehemencia repartías sonrisas y abrazos a cuantos te encontrabas a tu paso.

Con admirable actitud positiva afrontabas las dificultades con frases recurrentes y agradables que hacían mucho más fácil las relaciones. Fiel a tus ideales y principios. Llevando al máximo estas cualidades innatas en ti, conseguiste elevarlas a lo máximo en el terreno personal y profesional, pues has sido de los mejores comerciales que ha dado la industria de las golosinas molinenses. Logros conseguidos con muchos kilómetros recorridos por toda la geografía española, muchas noches de desvelo, de entrega total a tu cometido, que a los clientes no les faltase el producto prometido bajo ningún concepto. Tenías la satisfacción del deber cumplido y eso se notaba hasta en la expresión de tu mirada cuando por alguna razón nos encontrábamos.

Recuerdo cuando nuestros hijos, siendo pequeños, corrían hacia ti porque sabían perfectamente que al abrir el maletero de tu coche se iban a encontrar con una cantidad ingente de caramelos, regaliz, nubes, chuches varias, sembrando todo un deleite en ellos y proporcionándoles la mayor de las alegrías, que pronto se reflejaba en sus caras llenas de azúcar y colorido, entendiendo cómo nos preguntaban constantemente a los padres «cuándo va a venir el Huerga». La fiesta estaría muy bien, todo en su sitio y de forma correcta, pero, amigo mío, hasta que no llegabas tú no se formaba el lío.

En uno de los muchos viajes que hicimos con nuestra peña de amigos y visitando el casco antiguo de Valladolid te encontraste con un señor mayor que conocías y al que saludaste con efusivo y sentido abrazo. Este señor te preguntó si continuabas trabajando en lo mismo, a lo que respondiste que sí. Recuerdo la afirmación de este hombre, con una voz tenue por el paso de los años: «Entonces, sigues endulzando la vida de los demás». Me sorprendió la frase, porque con tan poco resumía tu vida.

Qué pronto te has ido, Juanjo, pero qué legado más bueno has dejado. Tu hijo Juan Pedro, convertido en un hombre ya, y que cuidará como nadie de tu inseparable Milagros, que ha sido corazón, alma y vida de tu existencia. Velando siempre por ti, preocupada y ocupada por su Huerga hasta el último aliento. Tú también les cuidarás allá donde estés. Tu peña de amigos, que tanto has querido y con la que tan buenos momentos has vivido, no te olvidará nunca. Quiero en su nombre trasladar nuestro sentimiento más profundo y sincero a toda su familia.

Que la tierra te sea leve, compañero.