Juan Bernabéu Feliu
Murcia, 10 de mayo de 2013
El gran presidente de los juveniles del Murcia
JUAN IGNACIO DE IBARRA
Suena el teléfono. Miro la pantalla. Es Vicente Carlos Campillo, el entrenador que ha ascendido al Real Murcia dos veces.
-Lo siento, Juan. Tengo un mala noticia. Para ti y para mí. Juan Bernabéu ha muerto.
A Vicente se le rompe la voz y a mí las entrañas. Y en mi memoria irrumpe la arquitectura colosal de Juan Bernabéu. Aquel amante del Real Murcia, club del que fue directivo. También fue dirigente de la Federación Territorial Murciana y, por encima de todo, presidente del Real Murcia Juvenil, al que dedicó años de trabajo, afanes sin límites, amor y generosidad desgraciadamente tan poco habitual en el comportamiento humano.
Hace años que no le veía. Pero la semana pasada recibí un mensaje cariñoso, a través de una doctora, amiga común.
-Dele un abrazo y dígale que iré a verlo, a Albatera.
Y hoy me dice Vicente Carlos que se nos ha muerto. A nosotros y muchos murcianos. Y con él se ha ido un torrente de generosidad. En sus tiempos, luchó para que prosperaran los juveniles de la cantera, para los que era como un padre. Les ayudó en todo. Dio de comer a algunas familias. Compró los libros a chicos que no podían pagarse los estudios y no se paró aquí.
Un día, enterado de los grandes problemas económicos de la familia de un juvenil, le vi entregarle un cheque, al portador, de 400.000 pesetas de las de hace cinco lustros. Mucho dinero.
-¿Cómo podré pagárselo, don Juan?, preguntó el zagal, con los ojos inundados.
-No diciéndoselo a nadie, estudiando, trabajando y siendo un hombre de bien.
Aquel zagal, llegó a jugar en el Real Murcia. Pero yo había prometido a Juan Bernabéu que lo silenciaría.
Hoy, muchos años después, voy a contarlo. Y les diré por qué Juan necesitaba ser tan grande. Era necesaria una arquitectura humana especial para albergar un corazón tan grande.