José Jesús Lorenzo Vázquez
Otras localidades, 4 de enero de 2024
El peletero de Cieza más universal
ANTONIO JESÚS ALCARAZ
Un ciezano internacional desconocido para la mayoría. Así era José Jesús Lorenzo Vázquez, 'Pepejesús', buena persona, de fuerte temperamento y amante de su Murcia y sobre todo de su Cieza natal hasta el mismo momento de su muerte. En su juventud, la familia se muda a Zaragoza al haber sido trasladado su padre por ascenso en la fabrica de Géneros de Punto. Realiza sus estudios allí y fue durante años visitador médico con el laboratorio Hortel de Abarán. Conoció a María Pilar, y curiosamente la madre de esta procedía de Caravaca de la Cruz, con lo que el tándem que crearon fue impresionante.
Formaron familia y se trasladaron a Pamplona, donde abrieron la Peletería Groenlandia. Con unos principios difíciles, deja posicionado el establecimiento como una de las primeras marcas de calidad de toda España, que sigue contando con clientes de toda la geografía nacional e internacional. Fue miembro de asociaciones de peleteros en varios países, incluso cuando nadie hablaba de viajar a China, junto a su mujer, ya lo hacían para realizar negocio, siendo pionero en ello.
Pero, aparte de renombrado peletero, Pepejesús cantaba y aunque se le animó en varias ocasiones a educar su voz de barítono, siempre lo tuvo en segundo término. También pintaba, y lo hacía bien. De hecho, de septiembre a octubre de 2018 realizó una exposición en Pamplona de lienzos y pieles decoradas con motivos paisajísticos sobre todo de Cieza y de su Atalaya, donde el reclamo del cartel era la estrecha calle de El Cid de Cieza, con la torre de la basílica al fondo.
Pepejesús era una persona de una fe inquebrantable. El Santísimo Cristo del Consuelo, la Virgen de los Dolores, la Virgen del Pilar, de la que era caballero de la Real Orden del Pilar, y a quien tantas veces le cantó esas jotas maravillosas con su chorro de voz. Orgulloso de ser murciano, hasta la capital traía a amigos y los paseaba de Santo Domingo a Belluga viendo y explicando la obra del tudelano Rafael Moneo frente a la Catedral. Pero nunca se olvidó de su Cieza natal. Bebía los vientos por su Atalaya y su castillo, y mandaba toda la ayuda que se le pedía y que estaba a su alcance. Para la Asociación Española de Lucha contra el Cáncer, para la restauración de la ermita del Santo Cristo, para la rehabilitación de la basílica de la Asunción o para la recuperación e instalación del órgano del templo. Hace años vino desde Pamplona para cargar un trono por última vez a su Semana Santa, esa que tanto disfrutó cuando hace meses le otorgaron la categoría de internacional. Y lo hizo con el Ángel Triunfante, que seguro le abrirá las puertas de par en par. Te has ido 'abonico', sin estridencias. Cuántos problemas has solucionado en silencio porque «es lo que había que hacer», llevando la enfermedad con mucha dignidad. Descanse en paz.