Jesús Burillo Loshuertos
Otras localidades, 29 de octubre de 2024
Un visionario del Derecho Romano muy viajado
EMILIO VALIÑO
El pasado domingo 20 de octubre falleció Jesús Burillo Loshuertos (1934-2024), catedrático de Derecho Romano de la Universidad de Murcia. Licenciado por la Universidad de Zaragoza marchó a Santiago de Compostela con el profesor Alvaro d'Ors para estudiar Derecho Romano. En Santiago de Compostela, donde fui su alumno, hizo su tesis doctoral sobre un problema que al propio D'Ors le preocupaba y que había encomendado sin éxito a otros ayudantes. Burillo la leyó en 1959 y la parte más relevante de la misma se publicó en una prestigiosa revista italiana mostrando un resultado contrario a lo que habían escrito otros autores.
Aparte de seguir estudiando e investigando sobre otros temas romanísticos, asumió la tarea de conseguir que D'Ors plasmara en un manual lo que eran sus nuevas concepciones del Derecho Romano por un camino distinto de lo que venía haciéndose hasta entonces. Tras notables esfuerzos se consiguió en 1960 que apareciera la primera edición de los 'Elementos' que algún autor alemán, H.J. Wolff, dijo que era el más 'romano' de todos los manuales existentes.
A partir del curso 1961 en que D'Ors se fue a la Universidad de Navarra, Burillo quedó encargado de Derecho Romano como profesor adjunto hasta que en 1964 obtuvo la cátedra en la Universidad de Murcia, donde permaneció hasta su jubilación en 2005. [En 1976-1977 leyó el discurso de la solemne apertura del curso académico de la UMU: 'La caída de Roma a los 1.500 años']. Su buen conocimiento de lenguas extranjeras hizo también que fuera contratado por una Universidad de Dallas (S.M.U.) en la que estuvo contratado varios años explicando Antigüedad y Derecho Romano.
Hombre de grandes valores humanos era un católico congruente y persona sencilla y sin vueltas. Cualquier persona que tuviera un problema con la Administración (por ejemplo) acudía a él pidiéndole ayuda, que siempre prestaba desinteresadamente. No sólo esto. Cuando creía que había que ayudar a alguien, sin ninguna timidez se dirigía al interesado y de alguna manera le comentaba los ámbitos que conocía (cátedras de Universidad, notarías, judicaturas, etcétera).
Hemos sido varios los profesores de la Universidad de Santiago de Compostela y de otras a los que, si querían ser ayudados, dispensó dedicación durante años de forma totalmente desinteresada. Hombre bien relacionado, aparte de gran cultura (jurídica, histórica y literaria) era muy simpático y, hombre muy viajado, conocía bien al género humano; no puede decirse de él que fuera precisamente alguien que pasara fácilmente por el aro.
Cuando alguno tenía alguna salida de tono, como he podido vivir, él trataba siempre de disculpar al intemperante diciendo por ejemplo hay que tener en cuenta que puede haber dormido mal, que tiene problemas en su casa, etcétera. También era notable su sentido del humor. Puedo decir que tuve la gran suerte de haberme encontrado en mi trayectoria universitaria desde sus comienzos con Jesús Burillo. Descanse en paz el inolvidable amigo.