Jaime Jover
Murcia, 4 de enero de 2013
Recuerdos de un verano en Sevilla
LUIS ORCHE
Conocí a Jaime Jover hace casi 40 años: el verano del 73, en la redacción de ABC de Sevilla. Yo hacía prácticas y él pertenecía a la plantilla del histórico rotativo, donde entonces realizaba trabajo 'de mesa' por la noche. A mí me asignaron ese mismo turno, además de otros cometidos 'de calle' durante la jornada. Gracias a ello tuve tiempo para hacer amistad con él y percatarme de su firme personalidad.
La labor periodística se desarrollaba en torno a una larga mesa, sobre la que el redactor jefe de noche distribuía los teletipos de noticias y crónicas nacionales e internacionales para corregirlas y ajustarlas, subrayar las mayúsculas y titularlas. Allí compartí trabajo con Jaime y con otros periodistas que ya se habían ganado merecida fama profesional, como Antonio Burgos, a la sazón joven estandarte de la progresía antifranquista.
Al fondo de la redacción había otra mesa: la del subdirector, un tipo serio y con abierta simpatía por el régimen político imperante, y que, de vez en cuando, comentaba en voz alta determinadas informaciones en busca de que alguien le replicase. Y lo conseguía, casi siempre por parte de Jaime, quien le contestaba de forma contundente, sin achicarse pese a la bronca actitud de su interlocutor.
Siempre he admirado a quienes no siguen la corriente y defienden sus ideas aunque tal postura solo les pueda acarrear perjuicios. Y esa fue la impresión que me causó Jover, en las noches del tórrido estío hispalense. Le perdí la pista unos años, pocos, pues volví a verlo por Murcia a finales de los setenta. Supe que se había venido aquí por razones familiares, pues su mujer era murciana y encontró trabajo por esta tierra.
Él siguió ejerciendo la profesión como corresponsal de periódicos nacionales, caso de 'La Vanguardia' (Jaime era catalán) y 'Cinco Días'. Y precisamente por ello, el 31 de diciembre de 1981 se apuntó a un viaje de periodistas a Polonia, patrocinado por el Gobierno regional murciano, para informar sobre la marcha y llegada del denominado 'tren de la solidaridad' con alimentos de Murcia para paliar la difícil situación del pueblo polaco.
Fue la segunda vez que coincidí con él trabajando. La fecha es inolvidable, un día de año nuevo, el 1 de enero de 1982. La semana que estuvimos cruzando la nevada Europa también está grabada en mi memoria, por la emoción y el entusiasmo propios de una edad y una época en la que el 'telón de acero' empezaba a agrietarse y nosotros éramos testigos de ello. Jaime volvió a portarse como un profesional avezado para sortear obstáculos y llevar a buen término la misión encomendada.
Después, ya asentado en Murcia, nos seguimos viendo, siempre con el afecto por delante y sin olvidar el grato tiempo pasado, que solíamos recordar cuando nos encontrábamos. Él mantuvo sus corresponsalías y encaminó su labor periodística por el área económica, donde obtuvo el reconocimiento profesional.
Hace unos días me enteré de su fallecimiento. Otro amigo más que pasa la frontera.