Gracias por hacer mejor nuestro pequeño mundo
Murcia, 15 de junio de 2016
Obituario Rafael Zoyo
Hace escasamente un mes falleció Rafa Zoyo. Su enfermedad y muerte nos ha llegado de manera tan repentina a los que le conocimos y trabajamos con él, que hemos necesitado este mes para reaccionar y asumir mínimamente el significado de su ausencia.
Rafael Zoyo era médico, trabajaba como médico en el 061 y su puesto era de coordinador de equipos de esta gerencia, pero Rafa era sobretodo un médico normal. Era uno de esas miles de personas que conforman hoy nuestro mundo laboral, que son trabajadores, silenciosos, discretos y que cada día en su quehacer se esfuerzan por mejorar las cosas.
Desde su puesto en el 061 colaboró para que en esta Región se establecieran los circuitos de las ambulancias, y que los pacientes pudieran llegar de la manera mas rápida posible a los hospitales, ayudando a la organización regional del Código ictus, de la cardiopatía isquémica o del transporte urgente de enfermos en ambulancias entre hospitales.
Así era Rafa, pertenecía a esa gran mayoría de trabajadores de nuestra sanidad que diariamente se esfuerzan por mejorar nuestro sistema, por conseguir que a pesar de los tiempos difíciles que se viven en la sanidad publica española, las cosas funcionen mejor día a día. Esas personas que con tenacidad y entusiasmo no cesan en su empeño de sacar los proyectos adelante aunque a veces en estos tiempos revueltos sea difícil o cansado.
Como ha comentó este lunes un compañero en un pequeño homenaje que le hizo la Consejería de Sanidad, trabajaba siempre guiado por un empeño «brutal» para que todos los enfermos tuvieran el mismo acceso rápido a los hospitales desde cualquier punto de nuestra Región, intentando cumplir el principio de equidad que hace nuestra sanidad universal.
En estos últimos años, tuve la suerte de trabajar con él en la mejora del Código Ictus Regional. Trabajador incansable, siempre estaba dispuesto a reunirse y llegaba a las reuniones con una gran sonrisa contando la idea o propuesta que se le había ocurrido para que mas enfermos llegaran a tiempo a los hospitales.
Recuerdo cómo me avisaba en verano de las escasas una o dos semanas en las que iba a estar «ilocalizable» y cómo me disculpaba yo con Asun, su mujer, compañera mía del hospital, cuando nos cruzábamos en los pasillos de La Arrixaca y le decía yo un poco avergonzada, «madre mía, Asun, cómo hacemos trabajar a tu marido», y ella me contestaba con una sonrisa: «No te preocupes, a él le encanta el trabajo que hace».
Por eso escribo estas palabras, por agradecimiento. Para agradecerle a Rafa en nombre de todos nosotros los que trabajamos con él y los que vivimos en esta Región de Murcia y que probablemente un día necesitemos de los servicios de esas ambulancias que el intento hacer mas rápidas, que le encantara su trabajo. Para agradecerle y darle las gracias porque probablemente con su granito de arena ha conseguido hacer nuestro pequeño mundo mejor. Gracias Rafa.