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Enrique Ortuño Navarro

Murcia, 30 de noviembre de 2022

El cine entre volutas de humo

MANUEL SEGURA VERDÚ

Ha muerto el productor audiovisual murciano Enrique Ortuño Navarro. Su mujer, Natalia, lo comunicaba este martes a cuantos lo conocíamos, a través del propio perfil de su marido, en una red social. «Esta mañana Enrique no se ha despertado, nos ha dejado después de una dura enfermedad», escribía imagino que rota de dolor, pero con la paz que trasluce comprobar que, el ser al que tanto has amado, ya ha dejado de sufrir.

Comenzamos a tratarnos en la prodigiosa década de los ochenta, cuando ambos empezábamos a buscarnos un hueco en nuestros respectivos oficios: él, en la imagen y el cine, y yo, por entonces, en las ondas de la radio. Enrique, que estudió Ciencias Empresariales en la Universidad de Murcia, pronto descubrió su verdadera vocación. Trabajó en sus inicios con Primitivo Pérez y José Antonio Postigo en producciones documentales como ‘Alfonso X y el Reino de Murcia’, con Antonio Ferrandis y Luis Prendes como protagonistas, o en aquel más que meritorio ‘Salzillo o la soledad de Jesús’, imaginero al que dio vida el inigualable Paco Rabal. Con posterioridad, realizó trabajos audiovisuales para la Exposición Universal de Sevilla y, desde la dirección de Producción Logística, lo hizo en grandes espectáculos para la Expo 92 entre los años 1989 y 1992.

En 2003, creó la productora Neon Producciones, acometiendo películas como ‘Ouroboros’, ‘Con quién viajas’, ‘Litus’, ‘Inocente’ o ‘La curva de la felicidad’, entre otras, así como numerosos trabajos comerciales para diferentes empresas privadas y organismos públicos.

Desde 2010 y durante más de cinco años, presidió la Asociación de Empresarios de Producción Audiovisual de la Región de Murcia (Apromur), colectivo al que impulsó con sus ideas innovadoras, creando Digicontext, un interesante foro de Reflexión Digital. También perteneció a la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España.Amante de la buena mesa, los vinos con cuerpo y los habanos robustos, Enrique Ortuño, que rondaba la sesentena, residió durante los últimos años en Alicante, donde ha fallecido dejando mujer y dos hijos, junto a un recuerdo indeleble entre los que, a lo largo de su vida, tuvimos el privilegio de contar con su probada y sincera amistad. Descanse en paz.