Elvira Turpín Gómez - Luchadora y noble
Murcia, 26 de julio de 2016
Obituario Elvira Turpín Gómez
Otra persona de las buenas -de las tantas y tantas que existen en nuestra sociedad- se nos ha ido en un corto periodo de tiempo, tras no haber podido superar una trágica enfermedad. El corazón de Elvira Turpín Gómez (Abarán, 1933) dejó de latir el pasado domingo, y quienes la conocíamos, que éramos muchos, podemos dar fe de que fue una mujer luchadora, madre ejemplar, esposa fiel y con una nobleza que nadie puede poner en duda.
Casada con José Sánchez Piñera, con el que ha compartido toda una vida, ya que habían sobrepasado las bodas de oro como matrimonio, en concreto 56 años, Elvira Turpín era madre de cuatro hijos: José Antonio, Elisabel, Juan Carlos y Javier, este último fallecido en 2002 y cuya desaparición supuso un durísimo golpe, del que al cabo de los años no pudo superar el matrimonio. Con todo, los cuatro hijos le proporcionaron un total de diez nietos, algunos de los cuales sentían locura por ella.
Me unían y me unirán hasta el final de mi vida lazos de verdadera amistad y admiración por esta mujer, que pasó muchos años sirviendo a mis abuelos Clemente y Concha, así como a mis padres, Jesús y Pilar, y por ende me crió en mis primeros años. Me vienen a la memoria tantos y tantos recuerdos alegres en compañía de ella, como los veraneos en Alicante, junto a mis hermanos Cati y Juan Carlos, o las faenas agrícolas con mi padre. Ella y su marido fueron los padrinos de boda de mis padres, y estos a su vez lo fueron de su primer hijo, José Antonio.
Nadie podrá discutir que Elvira fue una mujer luchadora, trabajadora en todos los sentidos y siempre dispuesta. Casi la mayor parte de su vida trabajó en almacenes de fruta o limpiando en casas, además de criar a sus hijos y sacar su casa adelante. Todo ello con una honradez inimaginable y sin hacer ruido, como le reconoció su marido a un familiar en el tanatorio de Cieza: «Se ha ido 'callaíca'». Una vez que se jubiló, dio rienda suelta a una de sus pasiones, la playa, y siempre junto a su marido, que ha estado a su lado en los buenos y en los malos momentos, que también los ha habido. Tan pronto se iban un mes o más a Mazarrón que a Los Alcázares, La Puntica y Lo Pagán.
Cientos de personas dieron el último adiós a esta humilde mujer, a la que era frecuente verla disfrutando con las procesiones de Semana Santa o acompañando a los patronos San Cosme y San Damián. Dijo el cura en la homilía que «esperamos que Elvira esté junto al Señor». José María, que no le quepa la menor duda. Jamás podremos agradecerle todo lo bueno que nos ha hecho esta mujer y que un servidor la ha considerado toda su vida como «mi chacha». Descanse en paz.