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Don Antonio Navarro Garrido

Cartagena, 6 de abril de 2017

Obituario Antonio Navarro Garrido

Antonio Navarro Garrido nació en Munera (Albacete) el 28 de junio de 1924. Al tiempo se trasladó con su familia a Monteagudo, ya que su padre (también Antonio Navarro Garrido) era comandante de la Guardia Civil. Llegaron después a Cartagena, donde su padre fue nombrado jefe de la Policía Municipal.


Antonio estudió Comercio en Madrid y al terminar regresó a Cartagena para trabajar en la Mancomunidad de los Canales del Taibilla, pero ante la muerte repentina de su suegro, José Selfa Mora (consignatario de buques), tuvo que continuar con sus labores en el Puerto. Después, siempre incansable, decidió ingresar en la Escuela de Policía, ese querido Cuerpo al que se entregó, fue nombrado jefe de la Brigada de Información y subcomisario de Policía, teniendo la oportunidad de conocer y relacionarse con integrantes de todos los partidos políticos.


Por aquellos tiempos la situación política en el país era un tanto delicada; eran los años de la Transición en España, el golpe de Estado del 23-F. No le resultó difícil llevar las riendas de su cargo, pues tenía una gran personalidad. De carácter respetuoso, tolerante y con una gran intuición profesional y personal, le fue reconocida su magnifica labor en Comisaría, y le concedieron la Cruz del Mérito Naval con distintivo blanco.


Fundó la empresa Dimaco S.A., donde se asoció con Gonzalo Wandosell Morales, con el que compartió viajes de trabajo siempre con el fin de mejorar e innovar la empresa, y con José Martínez Martínez, (abuelo del actual alcalde de Cartagena, José López), cuya familia siempre le demostró un gran cariño y respeto, algo mutuo hasta el final. Y cuando llegó el momento de vender la empresa, priorizó que los empleados pudieran continuar ejerciendo su labor, demostrando una vez más su gran honestidad y por supuesto su afecto hacia ellos.


Después de una intensa y enriquecedora vida profesional llegó el momento de la jubilación, una persona inteligente como era no podía aceptarla de mejor forma. Aquí empezó su afición a coleccionar fotos de la Cartagena antigua, consiguiendo una importante y amplia recopilación, perfectamente catalogadas y seleccionadas por él mismo.


Gran amigo de tertulias, siempre rodeado de grandes amigos y conocidos en distintos lugares entrañables de Cartagena, como El Gran Bar, Columbus, El Casino, (todos en la calle Mayor) y, últimamente, en la plaza Juan XXIII, donde acudió a reunirse con ellos hasta dos meses antes de irse.


Adoraba pasear por las calles de su querida Cartagena, recordando momentos de su vida.


Durante su jubilación tuvo la alegría del nacimiento de sus tres nietos, a los cuales adoraba y con los que disfrutaba de una forma especial. Si profesionalmente fue impecable, como abuelo ha sido excepcional. Querido por muchos, una gran cantidad de personas acompañaron a su familia en la dolorosa despedida el pasado 7 de marzo.


Nos ha dejado una gran persona, un gran esposo, y gran padre, amigo fiel, siempre con sus consejos, con tantas anécdotas para contar y con gran sentido del humor.


Tu recuerdo estará en Cartagena siempre y en todos los que hemos tenido la gran suerte de conocerte y compartir de una forma y otra tantos buenos momentos.


Hasta siempre.