Don Antonio Morte Gil
Abarán, 31 de julio de 2017
Obituario Antonio Morte Gil
De nuevo esa terrible enfermedad conocida por todos nos ha robado, en apenas unos meses, la presencia de un abaranero muy conocido y muy amigo de sus amigos. Antonio Morte Gil (Abarán, 1938) se nos fue hace apenas unos días y ha dejado en su familia un hueco muy difícil de cubrir. Su muerte deja huérfanos al mundo de la política, la empresa, el deporte y la Semana Santa, entre otros. Pero serán, sin duda alguna, su mujer Maribel Torneo, sus hijos, Antonio, Elisabel y Patricia, que le han dado seis nietos, además de sus hermanos Ramón y Mari Trini, los que se enfrentarán a esta pérdida irreparable.
Nuestro amigo, con el que me unía un entrañable vínculo desde hace casi cuatro décadas, ha llevado una vida muy intensa de trabajo y sufrimiento, pero también de diversión y felicidad, como, por ejemplo, cuando su hija Elisabel fue proclamada Reina de las Fiestas de Abarán en 1987. Antonio fue agricultor y más tarde exportador de frutas con su marca Elisol, y durante más de veinte años trabajó en Lepe (Huelva) y, posteriormente, en Cartaya, en la misma provincia andaluza, abriendo el mercado de la fresa primero con su primo y más tarde como empleado-encargado de Frutas Esther, S.A. Pero su actividad no cesa aquí. Fue concejal en el Ayuntamiento de Abarán con el Grupo Independiente en la segunda legislatura (1983-1987) con Antonio Morte como alcalde. Una de sus pasiones fue el fútbol. Portero de la Unión Deportiva Frutera a mediados de los 50, socio durante muchos del Abarán y presidente del club en la temporada 1980-81 en Preferente, colaborando durante muchas campañas con varias directivas. La publicación de mi libro sobre la historia del Abarán, hace año y medio, le produjo una inmensa alegría al recordar tantas hazañas y no menos frustraciones. Hombre de creencias religiosas, Antonio Morte ejerció como procesionista con su hermandad de toda la vida, La Samaritana. Y hasta fue juez de paz sustituto durante varios años a principios de los noventa. Pero, ante todo ha sido una buena persona, mejor padre y fiel esposo. Centenares de personas le dieron el último adiós en la iglesia de San Juan Bautista.