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Antonio Martínez Marín

Otras localidades, 28 de octubre de 2024

Nos ha dejado Antonio 'el Colorao'

GABRIEL GARCÍA SÁNCHEZ

Imagino que no serán muchos los que sepan que, bajo este mote, se escondía Antonio Martínez Marín, catedrático de Derecho Administrativo en la Facultad de Derecho, pero a los que tuvimos la suerte de conocerlo desde hace muchos años, la década de los setenta, nos es muy familiar la denominación de 'el Colorao' de El Raal, su pueblo del alma.

Si hace unos meses nos dejaba Pepe Marín, otro de los componentes de aquella generación irrepetible de PNN de la Facultad de Derecho entre los que estaban también Jesús Rentero o Carmelo Lozano, minutos antes de las 17 horas del 24 de octubre de 2024, me entero del fallecimiento de otro miembro de este grupo selecto: el profesor Antonio Martínez Marín, catedrático de Universidad Emérito de Derecho Administrativo que, desde su jubilación, solo se dedicaba a uno de sus vicios: la escritura de libros.

Yo, particularmente, he tenido siempre la suerte de recibir una copia firmada y dedicada por él. El último de ellos guardaba relación con la utilización del real decreto ley de forma abusiva. No se me olvidará.

Conocí a Antonio en los años setenta y, desde entonces, hemos coincidido en muchas ocasiones porque, aprovechando la buena relación que tenía con él y gente de su departamento, aunque fuera de tarde en tarde, solía rendirle visita. También, en la época más juvenil, coincidí con él en el movimiento de los PNN, como cuando estuvimos en un encierro en el Rectorado pidiendo la salida del calabozo de un colega, Goyo; también jugando al fútbol y, cuando nos hicimos más mayores, al fútbol sala. Todos estos recuerdos se me amontonan y hacen que se me vaya la mente de este escrito, a cuya redacción me he entregado sin vacilar.

No cabe duda de que Antonio, como todos, tenía sus rarezas, pero, al menos desde mi punto de vista, era una persona honrada y cabal, muy amigo de sus amigos que, en mi caso, a pesar de que la distancia nos había separado, le teníamos un gran aprecio y cariño que jamás ha disminuido un ápice en toda nuestra historia común.

Mi estado de ánimo ha sufrido esta tarde un golpe muy duro del que me va a costar tiempo levantarme, pero lo haré aunque sea como recuerdo a su memoria que siempre me acompañará.

Era una persona amante de su Derecho Administrativo; fue discípulo de Enrique Martínez-Useros, el anterior catedrático que fue su maestro inicial. No obstante, hay que tener en cuenta que la formación de Antonio ha tenido mucho de autodidacta, tanto en lo referente a la docencia como a la investigación que inició con su tesis doctoral 'Regionalismo Murciano'.

Recuerdo que una de las conclusiones que obtuvo fue que Orihuela era más murciana que alicantina, y no iba muy desencaminado. Aunque últimamente mantenía pocas relaciones, tengo la seguridad de que sus compañeros de departamento, como Santiago Álvarez, Blanca Soro, Julián Valero o la que ha sido administrativa de su departamento durante los últimos 20 años, María José Marín, se encuentran desolados por tan lamentable pérdida.

Pero los que peor lo estarán pasando son su mujer, la doctora Elena Lamata, y sus tres hijos. A los cuatro les acompaño en su sentimiento y les deseo mucha suerte en el futuro que se les viene encima. Y a Antonio, 'el Colorao', solo me queda decirle que le quise, le seguiré queriendo mucho y que descanse en paz.

Nunca le olvidaré.