JOSÉ M. FALGAS MARTÍNEZ
A mi rincón de verano en la Torre de la Horadada me llega la triste noticia de que Mariano Velázquez, una de las grandes voces de Onda Regional y para mí buen amigo, ha fallecido. Fue casi de repente cuando disfrutaba hace unas semanas de unos días de relax en Baleares. Otro mazazo que recibo cuando se trata de una persona de gran calidad humana, profesional y sobre todo llena de amistad.
El pasado viernes 16 de julio durante el trayecto de Murcia a La Torre sintonizo y escucho el comienzo de 'La Gramola'. La cuña de entrada hace mención al presentador y 'alma máter' del programa Juan Bastida. Sin embargo es la inconfundible voz del joven Mariano Velázquez, un todoterreno de las ondas, quien lo inicia con estas palabras: «Vamos, yo aquí dirigiéndome a ustedes y Juan Bastida disfrutando de vacaciones hay que ver». Este era 'Marianico' siempre con sus originales salidas y comentarios. Al igual que hacía en cualquiera de las entrevistas que día a día, micrófono inalámbrico en mano, preguntaba a sus invitados dominando todos los terrenos e incluso desde los estudios.
Cuando coincidíamos en determinados eventos, principalmente en las romerías de la Fuensanta, era raro que no le hiciera alguna fotografía entrevistando al capitán de andas de la Virgen, Joaquín Vidal. Buscaba el mejor ángulo para que saliesen ambos con la imagen de nuestra patrona al fondo de la mejor manera posible micrófono en ristre. Cuando se las enviaba las recibía con agradable sorpresa al estar ajeno en ese momento al clic de la cámara. Me quedo con la última que le hice en la romería del año pasado por su espontaneidad. Fue el momento que le daba un beso a su esposa lleno de amor y cariño. A partir de ahora ya no podré hacerle más fotos a este buen amigo, ni tampoco hablaremos del Tour, ni de Valverde, ni de Luis León. El ciclismo le gustaba especialmente y también entrevistar a estos y otros corredores murcianos que con sus triunfos todos disfrutábamos.
El corazón de este gran profesional de la radio, Mariano Velázquez, ha dejado de latir para siempre y su voz será recordada. En el reino de los cielos donde creo que llegará su alma, se reunirá con amigos y compañeros. Esperará, eso sí, el momento de compartir otros ratos de charlas y entrevistas con quienes todavía disfrutamos en esta vida y que el día de mañana junto a él desearemos estar. Mientras tanto aprovechará las tertulias con quienes ya están allí con él.