Una enciclopedia andante
Murcia, 3 de enero de 2019
Obituario Miguel Giménez García-Conde
Comparto una vez al año un viaje de fútbol con amigos de esos que merecen la pena. Entre otras virtudes, llama la atención su tremendo conocimiento sobre asuntos tan dispares como la flota japonesa en la segunda guerra mundial, alineaciones de la selección española de fútbol o la cerámica fenicia.
Yo los exprimo con preguntas, y eso me hacer recordar a Miguel, toda su vida una metralleta de hacer preguntas, lo que le hizo acreedor de una virtud única, ser una enciclopedia andante, eso sí, sin arrogancia y con estilo. Ha sido, además, hasta el último de sus días aquí, una persona a la que le podías consultar cualquier tema, porque te lo razonaba con una claridad espeluznante. Lo fácil, lo difícil y lo imposible. Una de esas personas que da luz cuando estás nublado, un referente para tomar la mejor decisión, una guía para regatear las curvas y los baches que con frecuencia te da la vida. Me gustaría tenerlo ahora para preguntarle qué hacer con lo que le ha pasado a él, pero a él ya no se lo puedo preguntar porque una inoportuna y terrible enfermedad se lo ha llevado.
Antes de su enfermedad quiso hacer la tesis. Antes, como trabajo de investigación eligió como tema analizar cómo las personas tomamos decisiones con el fin de trascender. Qué paradoja que eso lo estudie una persona que va a trascender por miles de motivos, que va a ser recordado por mil personas por mil razones, la respuesta estaba en él mismo. Miguel ya había hecho méritos para trascender después de haber sido un ejemplo de honestidad, sabiduría, generosidad, paciencia y entrega a lo largo de toda tu vida. Así lo recuerdo desde que lo conocí a los 18 años con las gafas de John Lennon.
Parecía ya en ese momento el hombre orquesta, compaginando AIESEC, las clases de inglés y francés, las clases particulares, la empresa de tarjetones, la organización de fiestas de Nochevieja y las fiestas en mi piso de estudiante. Era un policrónico patológico y trascendente. Tan trascendente que después de diagnosticarte la enfermedad tuviste los santos reaños de hacer la tesis, y no eliges otros directores que a mí y a Salva, que para dar por bueno un texto lo fríe, lo salpimenta, lo sazona,.... y lo congela. El tema elegido en este caso para la tesis fue analizar cómo conseguir mentalizar a los padres que eduquen a sus hijos en una alimentación y hábitos saludables, en particular, como la comunicación que se hace con los padres repercute finalmente en la salud de sus hijos.
Y en casa de herrero, cuchara de hierro, sus hijos son un modelo ejemplar de todo, incluido de hábitos saludables, si bien es cierto que una gran parte de culpa es de Isabel, su mujer. También de muchos de los motivos y momentos que lo hicieron disfrutar de su vida en la madurez, el amor que siempre sintió por toda su familia.
Igualmente. serás recordado por ser un gran hijo, siempre pendiente de tus padres, un gran marido, atento de tu Isabel, y, sobre todo, un gran padre. Todos lo intentamos, pero uno de sus refranes preferido es que el éxito no se discute, y en el caso de tus hijos, tienes disco de platino (no bota de oro, eso solo se lo dan a los del Madrid, y tú has sido atlético). Tu temple ha hecho que hasta tus empleados de la empresa te echen de menos. También has sido un gran amigo, un ejemplo de ilusión parsimonia, sabiduría y vida.
Has ido dejando un reguero de afecto, cariño y admiración por dónde has pasado. Tardabas unos minutos en ganarte al personal y toda una vida en soltarlo. Todos los que te han conocido te han descrito como una gran persona. Has sido marinero, cocinero, tambor en la batucada, ciclista, guitarrista, buzo, empresario, profesor, doctorando, senderista,... Cuántas ganas de hacer cosas y que poco tiempo te han dado. Tenías tantas ganas de vivir que todos estamos en duelo con la justicia y con la vida. Porque gracias a ti, sin duda, hoy el mundo es un poco mejor.