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Un murciano de ancho corazón

Murcia, 4 de agosto de 2015

A nuestro entrañable y añejo amigo y compadre Juan Baeza Vega, que nos dejó el pasado 1 de agosto tras una larga y sufrida enfermedad, perdiendo día a día, como si de un cuentagotas se tratara, gota a gota, su energía vital. Nacido en el año 1944, ha muerto a la edad de 71 años. Hombre de grandes virtudes, el mayor acierto fue la elección de su mujer, Maite González Llorente, con la que contrajo matrimonio en 1964. Fruto de esta unión fueron sus ocho hijos y doce nietos. Ella fue el amor de su vida, su apoyo y comprensión hasta el último día de su existencia, respaldada al cien por cien por sus hijos e hijos políticos.

Resaltar las virtudes de Juan Baeza Vega llevaría llenar varias páginas de este periódico, cosa imposible, pero hay que destacar cómo ha llevado su enfermedad, con la actitud de un verdadero cristiano; con la lógica preocupación, pero confiando en el Señor: soportando la tribulación con paciencia y fe, transmitiendo serenidad, ánimo y confianza en Aquel que Juan amaba sobre todas las cosas. Siempre ha llevado una vida honda y ancha de dar y darse al amor. Juan fue un auténtico personaje de especial singularidad; supo, como pocos, disfrutar y transmitir un constante sentido del humor. Y, sobre todo, además de formar un hogar que rezumaba cariño, ser un hombre que se involucraba en resolver problemas de los demás. Trabajó en el Colegio de Arquitectos, donde era enormemente querido. Fue coordinador del movimiento de cursillos de cristiandad durante varios años y miembro del Patronato Jesús Abandonado de Murcia. Con su esposa formó parte de los equipos de nuestra señora, así como impartió clases prematrimoniales a parejas, participó en Cáritas Diocesana y en innumerables tertulias. En toda su actuación dejó una huella imborrable y digna de imitar. Todo ello hasta que la enfermedad le impidió seguir trabajando.

Juan, los tuyos se sienten unos privilegiados al haber podido convivir contigo a lo largo de sus vidas y haberte tenido como esposo, padre, hermano, abuelo, suegro... y aquellos que hemos tenido la suerte de que nos tuvieras como amigos, entre ellos la Peña de la Alegría (101 componentes) de la que fuiste fundador, entre otros. Nos alegramos y nos sentimos orgullosos de haberlo sido y todos siempre te hemos tenido un cariño permanente y profundo. Te recordaremos como un excelente amigo. Cuando un amigo se va, deja un gran vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo.

Nuestra fe nos dice que ahora estarás con el Padre y desde allí nos cuidarás y nos recomendarás.

Tus compadres Isabel y Pepe Fdez.