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Un estudioso de la teología y el pensamiento humano

Ricote, 5 de julio de 2019

Obituario Jesús Abenza Avilés

El fallecimiento de Jesús Abenza Avilés (Ricote, 1931) ha puesto punto final a una intensa vida sacerdotal y pastoral que inició cuando tenía trece años e ingresó en el Seminario Menor San José. Fue ordenado sacerdote el 19 de junio de 1955 por el obispo Ramón Sanahuja y Mercé. Menor de cuatro hermanos, uno de los cuales, Victoriano, fue alcalde de Ricote en los sesenta, Abenza fue «un hombre de prodigiosa memoria y finísimo sentido del humor, que aderezaba todas sus charlas y homilías con infinidad de anécdotas», confiesa Alberto Guillamón, uno de sus íntimos amigos.


Tal como recordaba su sobrino y profesor García Avilés, «su amor y fidelidad a la Iglesia no tenía límites, al igual que su fe en Jesús y, sobre todo, el cariño que sintió hacia la figura de su madre, 'la Mariantoñica', como era conocida en el pueblo». Su pasión por la lectura le llevó a poseer una enorme biblioteca, donde predominaban los volúmenes sobre filosofía, teología y el pensamiento del ser humano.


Jesús Abenza realizó sus estudios en Murcia, Salamanca y Roma. En 1978, defendió su tesis en la capital italiana, en la Accademía Alfonsina della Pontificia Universitá Lateranense, la oficial del Vaticano, bajo el título 'La realidad de la conciencia en la psicología humanística y en la teología moral'. Alcanzó la calificación de 'summa cum laude'.


Abenza Avilés ejerció el sacerdocio en las parroquias de Santiago (Jumilla), San Agustín (Ojós), San Sebastián (Ricote), Nuestra Señora del Rosario (Puente Tocinos), Nuestra Señora de la Asunción (Molina de Segura) y San Pedro (Murcia). Pero donde más tiempo pasó fue en las iglesias de San Andrés y Santa María de la Arrixaca. En su trayectoria evangélica y sacerdotal ocupó innumerables cargos, como profesor de Lógica y Moral en el Seminario Mayor San Fulgencio.


Sus restos mortales recibieron anteayer cristiana sepultura en la iglesia de San Sebastián, de Ricote, la misma en la que fue bautizado un lejano 20 de junio de 1931. La misa solemne estuvo presidida por el obispo auxiliar, el vicario de zona y veinticinco sacerdotes, tres de ellos de Ricote, y ambientada por el organista de la Catedral de Murcia, Alfonso Guillamón. Descanse en paz.