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Los Santos Médicos pierden a su ángel custodio

Murcia, 8 de julio de 2020

Obituario María Luisa Gómez Gómez

Infinidad de anécdotas podrían contarse sobre la vida de María Luisa Gómez Gómez (Abarán, 1923), cuyo corazón dejó de latir hace escasos días tras sufrir un ictus por degeneración del tejido cerebral. Mujer con un carácter temperamental, vivió sola durante los últimos treinta años tras haber cuidado de sus padres y de su hermana Juana. Pero las caídas en casa en los dos últimos años propiciaron que su sobrino Rubén Martínez la convenciera para que se fuera a su vivienda de Murcia con él y su familia hace cuatro meses.

Esta anciana se ganó la vida como modista y muchísimas personas la recuerdan como una de las mejores. «Pocas modistas eran capaces de cortar un traje sin patrones sobre la persona», asegura su vecina Mari Trini Morte. Su destreza le llevó a trabajar para la famosa firma Cerdán Hermanos, ya desaparecida.

Pero a esta mujer autodidacta siempre se la recordará por su amor y devoción a San Cosme y San Damián, patronos de Abarán: su vida giró en torno a ellos y en ellos encontró su refugio espiritual. Nadie como ella los conocía mejor. Hiciera calor o frío, fuera verano o invierno, no falló a su cita diaria a la iglesia de la Ermita, bien para visitarles, bien para rezarles tanto a ellos como a la Virgen del Oro o incluso para limpiar sus aposentos.

En una ocasión en la que estaba limpiando, María Luisa encontró la reliquia de San Cosme y San Damián. Su especial sentimiento hacia ellos y su buena relación con los curas le hicieron acreedora de tener en su poder una llave de la iglesia. Nadie como ella hizo más socios para la Hermandad de los Santos Médicos, alrededor de doscientos, y ella fue quién costeó unos paños bordaros en oro que donó a la Hermandad. Y prueba de su fidelidad y amor a los patronos fue el homenaje que se le hizo hace un par de años en la propia iglesia.

Como también recuerda su vecina Mari Trini Morte, en cuya casa pasaba varias horas María Luisa, fue un perro llamado 'Rey' quien formó parte de su vida. «Ella lo cuidó y lo resucitó gracias a los Santos Médicos porque enfermó. El pastor alemán era propiedad de Florentino Gómez Tinito», otro buen vecino, quien se lo regaló. De sus cuatro hermanos solo queda Pedro, pero tiene siete sobrinos. Mañana jueves se oficiará una misa especial en su memoria en la iglesia de la Ermita, a las 20.00 horas. Descanse en paz.