La Carolina está de luto
Lorca, 22 de marzo de 2018
Obituario Salvador Barnés Martínez-Salas
Aguileño o lorquino. Pocos sabían ayer situar en una de estas dos ciudades a Salvardor Barnés Martínez-Salas porque su vida fue un ir y venir entre ambas, sus grandes amores, junto a su mujer, Ana María Prieto Sánchez; sus hijas, Ana y Marta, y sus cuatro nietos, Ana, María, Olivia y Nicolás. El que fuera durante años corresponsal de 'La Verdad' en la ciudad costera falleció ayer en Madrid cuando apenas le quedaban unos días para cumplir 70 años. Quizás lo que más lamentará habrá sido no poder ver el próximo domingo a su Pueblo Hebreo, del Paso Blanco de Lorca, con el que tantas veces desfiló, ni la salida procesional de la Virgen de la Amargura, su virgen guapa.
Nació en Lorca. Formado como ingeniero técnico naval, fue profesor en los institutos de Educación Secundaria Europa y Alfonso Escámez, labor que compartía con la escritura de peculiares crónicas en las que contaba el devenir de Águilas. También trabajó en la agencia Efe y en Onda Regional de Murcia.
Entre sus pasiones, la Semana Santa de Lorca, pero también el Carnaval aguileño. Ayer, el presidente de la Federación de Peñas del Carnaval de Águilas, José Alonso Navarro, gran amigo del lorquino, lloraba su perdida. «Era, sobre todo, mi amigo. Un carnavalero más, con el que siempre se podía contar. Es una gran perdida para el equipo del Carnaval. Durante varios años se encargó de La Cuerva y de elegir al 'Gran Maestre'. Lamentamos mucho su fallecimiento. Donde esté le mando un fuerte abrazo», aseguró ayer a 'La Verdad'.
Escribía, pero también disparaba con su cámara a todo lo que se le ponía a tiro. Entre sus aficiones, viajar, los toros, salir y disfrutar con los amigos. Varias tertulias se quedan huérfanas de su presencia: la del Nogalte, en Lorca, y las del Club Náutico y el Pizarro, en Águilas. Era un habitual de la playa de La Carolina, que a buen seguro hoy estará de luto. Sus paseos eran continuos de punta a punta de la playa y de cuando en cuando una visita al chiringuito. Muchos le recuerdan a bordo de su moto con la que se movía por la ciudad costera.
Su fallecimiento se produjo en Madrid, donde estaba siendo tratado de una larga enfermedad. Su cuerpo será incinerado hoy y trasladado a Lorca, donde sus cenizas descansarán, para siempre, en la Finca Palmarejo.