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¡Hasta la vista, maestro!

Lorca, 11 de marzo de 2019

A Antonio Soriano siempre le tendré que agradecer que cuando yo no era nada más que un zagalón, allá a comienzos de los años 70, terminó de convencerme de que ese gusanillo que se me había despertado por el periodismo era algo más y podía cuajar. Él, junto con José Pallarés Carrasco, que lamentablemente tampoco está ya con nosotros, me dieron la alternativa para publicar mis primeras colaboraciones desde Lorca en 'La Verdad'. ¡Con qué nerviosa ilusión esperaba a la mañana siguiente la llegada de los periódicos al kiosco de El Leño para ver si salía lo mío!


'La Verdad', Radio Popular y 'Línea' eran en aquella época los tres canales de información para conocer la actualidad de nuestro pueblo. No había ni jefes, ni gabinetes, ni comunicados de prensa..., toda la información había que conseguirla a pie de calle. Recuerdo aquella generación de colegas de Antonio Soriano y Pallarés Carrasco, como Manolo Carrillo, Agustín Llamas, López Fuentes, Domingo Munuera, Bartolo López, Luis Casalduero, Cristóbal Martínez de Miguel, López Romera, Joaferna... a los que yo seguía con enorme admiración y participaba con gozo de aquellos piques de si uno le había pisado la noticia a los otros.


Era muy difícil que Antonio Soriano se alterase, aunque imagino que muchas veces la procesión iría por dentro. Era una persona que transmitía cercanía. Su media sonrisa entre irónica y pícara era su mejor arma para romper el hielo en sus labores como entrevistador. Sus muchos años tomándole el pulso a la actualidad lorquina y la fiabilidad de sus informaciones y críticas no solo le sirvieron para ser respetado, sino que además le abrían muchas puertas y conocía los mil recovecos por los que tenía que moverse hasta llegar a la clave de lo que buscaba. «¡Hola maestro!», «¡cómo estás alumno!», siempre había sido nuestro saludo cuando nos encontrábamos en mis visitas a Lorca.


«¡Hasta la vista, maestro!» D.E.P.