Gran profesor y mejor persona
Murcia, 1 de abril de 2020
Obituario Bernabé García Martínez
«Mi padre ha sido un apasionado de la vida, le faltaban horas del día para poder disfrutar de su familia y de sus nietos», afirma emocionada Maribel, una de las hijas de Bernabé García Martínez, fallecido el sábado por la noche en el hospital La Vega de Murcia por coronavirus. Sus tres hijas, uno de sus yernos y su desconsolada esposa, Ascensión, fueron los únicos que pudieron acudir al cementerio de Molina de Segura para darle el penúltimo adiós.
Una triste despedida que tendrá un último episodio, cuando esta crisis se diluya y se pueda organizar un merecido homenaje para un hombre de enorme vitalidad que siempre apoyó a su seres queridos en los momentos más duros. «Un padre maravilloso que nos dejó un gran legado, y con esto nos vamos a quedar», remarca su hija.
La muerte de este maestro jubilado de 74 años ha dejado un gran vacío en la sociedad de Molina de Segura. Todo el mundo coincide en que era un gran profesor y mejor persona. Impartió docencia en el antiguo colegio de Sagrado Corazón y luego inauguró el colegio Tierno Galván, donde también fue director y terminó jubilándose.
A Bernabé García, de la familia molinense de 'Los Caracoles', le encantaba coger la guitarra y poner a todos a cantar. Enamorado del folclore local, elaboraba sus propios libros con las letras de infinidad de canciones y cuando reunía a toda la familia se ponían todos juntos a entonar. Gran aficionado a la fotografía y a los vídeos, tenía una gran colección de discos compactos que compartía con indisimulada ilusión con sus personas más allegadas.
En la casa donde veraneaba en Torrevieja nunca faltó el buen pescado. Las noches de luna del municipio torrevejense lo echarán de menos, cuando Bernabé se iba de madrugada a pescar y regresaba de día con una buena carga para toda la familia.
La música y la pesca
Además de la música y la pesca, otra de sus grandes aficiones era el trabajo en la huerta. En realidad, Bernabé era una institución en Molina de Segura, un hombre que estuvo en muchos frentes culturales y sociales. Y en todos ellos se mostró muy comprometido con lo que hacía. Colaboró en el coro parroquial, desde bien joven también hizo sus primeros pinitos en la primera radio de la localidad y fue precursor de la primera tuna. «Era un hombre muy erudito y un gran conversador», dice su familia.
Allá donde vaya, no estará solo. Sus mujer, sus hijas y sus nietos José, Paula y Sara siempre lo recordarán con la misma pasión que él disfrutó de la vida. Y allí donde esté podrá reencontrase con su hija mayor, María José. Como decía su amigo Victoriano García Guillén, «hasta la vista Bernabé, seguro que tu hija y tu sobrina han venido a buscarte para que no hagas el camino solo».