Ginés Nortes Rosa, un canto a la vida
Albacete, 25 de noviembre de 2009
Posiblemente haya sido el hombre más anciano de la Región, de España o del mundo, pero Ginés Nortes Rosa, popularmente conocido como Charlot, sin preocuparse nunca de estos palmarés, hubo de marchar a seguir su vida en otros mundos. Falleció hace escasos días, a los 106 años, en la barriada de El Secano, de la pedanía de El Raal, donde nació y donde vivía. La noticia, por penosa que haya sido para sus familiares y amigos, tiene su emoción, por esa longevidad apuntada de nuestro desaparecido protagonista, aunque haya pasado desapercibida.
Ginés Notes siempre fue un hombre alegre, que supo gozar de la faceta positiva de la vida, pese a que a lo largo de tantos años habría soportado, sin duda, situaciones tristes, como la muerte de sus dos esposas, y otras de carácter negativo de diversa índole. Hasta no hace muchos años le gustaba recorrer los caminos de sus cercanías huertanas en bicicleta y entablar conversación con los vecinos, sobre cualquier tema que viniera al caso. Su más que centenaria existencia y los caprichos del destino le dieron la oportunidad de contar, además de sus esposas, «de más de noventa novias», según confesaba con un gracejo singular. Luego a luego, poco menos de a novia por año. «Pero yo -confesaba- tanto a mis mujeres como a mis novias las he tratado muy bien». Su imagen, la de un hombre popular y campechano, cubierto siempre con su sombrero, se mantuvo ágil y dispuesta hasta que el cuerpo le proporcionó fuerzas. Siempre demostró sus ansias de vivir.
Había nacido el 1 de enero de 1903, en El Secano. Pese a las penalidades que se pueden sufrir por las convulsiones que provocan las guerras, y las necesidades lógicas de otros tiempos consideraba que había disfrutado de una niñez feliz, junto a sus abuelos, en Llano de Brujas, donde ellos eran comerciantes de la llamada regalicia. «Es que -recordaba- arrancábamos muchas y hasta llenábamos vagones». También evocaba con especial sentimiento la fecha cuando cumplió el siglo de vida, y se reunieron a su alrededor cerca de cincuenta familiares de todas las edades para celebrarlo. A lo largo de su vida, las dos esposas que tuvo le dieron siete hijos. Luego llegarían veintiséis nietos y veintidós biznietos.
Su vida siempre transcurrió ligada a las labores de la huerta, excepto el periodo en el que trabajó en una fabrica de conservas. «Me dediqué -recordaba- a cuidar fincas, a la siembra de panizo y al cultivo de naranjas y limones». Ya de mozo, fue el primero en disponer de un coche en El Raal, un Ford descapotable, de cinco plazas, «pero en el que montábamos hasta catorce o quince zagalones, cuando queríamos ir de un lado para otro y pasarlo bien». Su apodo de Charlot le venía, según afirmaba, de una experiencia taurina. «Entré con otros amigos en un corral con toros y vacas que había cerca de la ermita de El Secano. A ellos los voltearon los animales, pero yo pude salir, sin que me alcanzaran. Y me dijeron que corriendo le parecía a Charlot. Eso fue todo».
Don Ginés Nortes fue siempre un hombre optimista, a quien la vida no le dejó malos recuerdos. «Es que yo siempre he estado alegre». Supo aprovechar la alegría de vivir. Sus ciento seis años son como un canto a la vida.