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El maestro que sentía pasión por las fiestas

Abarán, 27 de octubre de 2018

Obituario Indalecio Maquilón Carrelón

Si por algo se ha caracterizado Indalecio Maquilón Carrelón (Abarán, 1938) ha sido por el amor a su pueblo, a su familia y a su profesión, maestro de escuela, como quería que se le considerara. Pero una terrible enfermedad le ha arrebatado la vida hace pocos días, aun habiendo superado con éxito una trombosis en 2006 y una operación de corazón este mismo año.


Casado con María Sánchez Gómez el 30 de marzo de 1970 en la iglesia de San Pablo, Indalecio deja viuda, cuatro hijos y seis nietos que pueden sentirse muy orgullosos de él. También deja una tarjeta de visita impecable de vocación de servicio, honestidad y cumplimiento con los demás. De estas virtudes pueden dar fe, por ejemplo, los centenares de alumnos que instruyó a lo largo de tres décadas de docencia en colegios de Navares de Abajo y Archivel, en Caravaca, Moratalla y en su pueblo, donde se jubiló con 62 años tras pasar por el Virgen del Oro, San Pablo, Juan XXIII y un instituto.


Con su desaparición, Abarán pierde a un amante de las tradiciones y costumbres. Su amigo y cronista oficial, José Carrasco, lo califica como «un hombre sencillo y callado, que ha colaborado en la vida del pueblo, pero siempre desde la discreción, en segunda fila y lejos de los focos y escenarios».


Indalecio fue componente del grupo V Centenario, que en el año 1983 removió a todo el pueblo en la celebración de los 500 Años del Fuero de Repoblación. De aquella formación nació el Centro de Estudios Abaraneros, del que fue un miembro muy activo con plena participación en los seis cursos 'Abarán, acercamiento a una realidad', así como con el periódico local 'La Noria', donde ayudó a Carrasco, a un servidor y a otros tantos a casar, ya fuera por la noche o por la mañana, la publicación en unión de dos de sus hijos.


Coleccionista de libros


Una de sus pasiones fue el tradicional libro de festejos de Abarán y se enorgullecía de poseer toda la colección. Colaborador y coordinador del mismo durante años, dedicó muchísimas horas a esta tarea y sus artículos tenían un gran valor etnográfico. Pero fue el de los apodos el que despertó una mayor repercusión dentro y fuera del municipio, realizando una recopilación.


Por todo ello, el Ayuntamiento de Abarán le rindió un merecido homenaje el 19 de septiembre de 2012, «por su entrega y dedicación al estudio y divulgación de nuestras costumbres y tradiciones». Y recibió una placa de manos del entonces alcalde, Jesús Molina. Recopilador de historias, como recuerda el cronista, su casa guarda infinitos recuerdos, libros, publicaciones y memorias de su querido Abarán. Descanse en paz.