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El joyero que puso el fútbol sala en el mapa

Murcia, 13 de mayo de 2020

Obituario Antonio Cruz Egea

Antonio Cruz, mi padre, era un gran hombre y mejor persona. Un enamorado del deporte, sobre todo del fútbol sala. Fue precursor de esta disciplina en la Región de Murcia al presidir el club Cruz Joyita, conjunto del que formaron parte los mejores jugadores de la década de los 80 y que dio paso a ElPozo.

Con 18 años se inició como joyero artesano en la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba. Cuando vino a Murcia puso un taller de joyería en la calle Torre de Romo, de donde salieron algunos de los mejores joyeros de la época. Creó escuela. Se convirtió en un referente en el sector con su buen hacer como artesano. Famosas eran sus cruces de Caravaca, que grababa a mano.

También fue un deportista nato. Se mantuvo activo hasta dos meses antes de su fallecimiento. Seguía entrenando con los compañeros a los que tanto apreciaba: los veteranos del Real Murcia, con quienes solía reunirse en el campo de fútbol de Santiago el Mayor.

Como jugador de fútbol dio sus primeros toques al balón en las bases del Córdoba (1949) y en el Imperial (1952). Jugó campeonatos de empresas en los años setenta con el equipo Relojería Cruz, compitiendo en el Club Tai Otoshi. En 1979 fundó el Cruz Joyita de fútbol sala, que ganó su primer torneo en las '100 horas del Deporte Murciano'. Entonces arrancó su andadura en esta modalidad deportiva. Su equipo jugaba en el pabellón del Cagigal, pero cuando llegó a categoría nacional (Primera División), se mudó al pabellón Príncipe de Asturias.

Con el equipo ya encarrilado, no se perdía un partido. De la manera que fuese, iba a todos. Dentro y fuera de casa. Cuando llegaban los fines de semana, y como la economía no estaba para tirar cohetes, la expedición del Joyita subía a una furgoneta, en la que viajaban a la localidad que tocara, ya fuera a Barcelona, Madrid o Vigo.